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Ignacio Fadón

'No tenemos tiempo para investigar el fraude'

Los inspectores de tributos reclaman mayor participación en los planes de control de la Agencia Tributaria y una dirección ajena a la Secretaría de Estado de Hacienda. Avisan de que hay graves deficiencias en la investigación del fraude.

Lleva cerca de 20 años como funcionario de Hacienda. Ahora, en la Unidad Regional de Inspección de Málaga. Ignacio Fadón comenta con Cinco Días las principales inquietudes del colectivo que preside, que pasan por una mayor participación en los planes de la Agencia Tributaria y una mayor autonomía de la entidad respecto al poder político.

Pregunta. La dirección de la Agencia Tributaria asegura que en 2003 se detectó un 14% más de fraude fiscal. ¿Qué opina Apife?

respuesta. Son datos globales. Su desagregación permitiría comprobar si el fraude ha disminuido. Además, en una economía expansiva, es lógico que se recaude y se detecte más. Lo que no compartimos es la idea del ministro de que se ha reducido su volumen. Para un análisis habría que conocer cual era el fraude a finales de 2003 y a principios. Pero no hay indicador fiable. Hablar de que ha disminuido el fraude sobre la base de desconocer cual es la magnitud es un brindis al sol. Ningún inspector puede constatar que sus actuaciones hayan redundado en una minoración del fraude.

'El problema es que no es autónoma, no es independiente. Habiendo nacido en el año 1992 no tiene aún estatuto propio'

'La Agencia Tributaria no debería utilizarse con fines propagandísticos por el Gobierno'

P. ¿Hablamos entonces de 'fraude estadístico'?

R. En las actas de inspección se desglosan conceptos como el importe declarado y la regularización que propone el funcionario. Si el actuario propone, por ejemplo, que hay ventas declaradas en un año que deben ser imputarlas en otros ejercicios o detecta errores en la interpretación de la norma, todo esto no es fraude ni economía oculta y, sin embargo, se computa.

P. ¿Ha habido mejoras?

R. Lo único, se han nombrado unas pocas unidades nuevas que están compuestas por las mismas personas, nueve inspectores, a los cuales se les unirá algún subinspector, y que tienen las mismas competencias regionales que tenemos todos en estos momentos. Eso no significa que tengamos menos trabas burocráticas a para hacer nuestro trabajo. Todo lo contrario. Para pedir un movimiento de cuenta bancaria, lo más fácil del mundo, hay que hacer una solicitud, y ser firmada por el delegado especial.

P. ¿Hacen falta más medios?

R. La Agencia Tributaria tiene tres grandes áreas: gestión, recaudación e inspección. Las dos primeras funcionan razonablemente bien, basándose en mejoras informáticas. Sin embargo, en la inspección, se ha puesto parche sobre parche. Un ejemplo. Ahora hay una resolución que da competencias regionales a los inspectores para evitar la deslocalización de contribuyentes, pero no se ha hecho un análisis en profundidad sobre las necesidades de la inspección. Esta necesita más recursos pero, sobre todo voluntad de que se actúe.

P. ¿No se hacen bien las cosas?

R. No. A los inspectores nos obligan a comprobar a un número de contribuyentes, siempre proporcionalmente mayor que el año anterior, para obtener a una determinada deuda tributaria, bajo unos conceptos de calidad que estima la dirección, en función del número visitas al contribuyente y de confección de unas fichas de información relevante. Algunos de estos elementos pueden ser índices de calidad en un momento dado pero la calidad no es sólo eso. Para investigar hace falta tiempo, que no se atosigue con objetivos cuantitativos de número de actas firmadas, y los inspectores no tenemos tiempo para investigar el fraude, sobre todo las grandes tramas. Comprendo que el momento en que vivimos obliga a marcar objetivos, pero éstos en la inspección dan el resultado contrario a lo que persiguen.

P. ¿Se está investigando mal?

R. Casi no se está investigando. La inspección es comprobación e investigación. Hay un 85% de comprobación y un 15% de investigación. Y ese 15%, hecho por románticos, que no quieren saber nada de baremos de productividad.

P. Montoro dice que las reivindicaciones de Apife son salariales.

R. Entregamos al ministro en 2003 un decálogo de peticiones. Entre ellas, comentamos que habíamos perdido poder adquisitivo. No se ha solucionado. Ni el resto. Queremos participar en decisiones de trascendencia. La reforma de la Ley General Tributaria pasó por nosotros sin pena ni gloria. La han diseñado, entre otros, poderes fácticos económicos y los despachos más importantes del país.

Valoración 'Las líneas del plan de control son reiterativas'

El presidente de Apife se muestra muy crítico con el plan de control tributario para 2004, recientemente hecho público por la dirección de la Agencia.¿Han sido consultados para el diseño del plan de control de este año?No. Hasta los cargos de libre designación han discrepado del equipo que dirige la Agencia. Los resultados se venderán como se quieran pero no pueden decir que ha habido una buena política de recursos humanos.¿Cómo valora el plan de control del fraude?Las líneas de trabajo son reiterativas. El fraude inmobiliario no ha dejado de estar en los planes de inspección de los últimos 20 años. El IVA es, desde que apareció en 1986, un impuesto a controlar, dada su potencialidad elusiva. Lo mismo pasa con los paraísos fiscales.¿Dónde están los resultados de años anteriores? En 2003, por ejemplo, se hizo una toma de datos en viviendas de la costa. Se hizo apresuradamente, en la última semana de julio, cuando estaba de vacaciones todo el mundo, y con los agentes tributarios haciéndolos figurar como en una comedia de Arniches. Se tomaron miles de datos. ¿Y para qué ha servido? Animo al director de la Agencia que lo explique. Levantar un acta es relativamente fácil pero hacer una comprobación en profundidad es complicado.¿Cómo afectará la aplicación de la nueva Ley General Tributaria?Los procedimientos sancionadores han quedado paralizados hasta su próxima entrada en vigor, creándose una situación extraña. Al contribuyente se le está avisando de que no presente alegaciones. Por lo demás, hay preocupación por el desarrollo de figuras nuevas como las 'actas con acuerdo'.

Dependencia 'El 50% de los inspectores ocupan puestos de libre designación'

El presidente de Apife recalca que la Agencia Tributaria 'no debería utilizarse con fines propagandísticos' por el Gobierno. 'El problema de la agencia es que no es autónoma, no es independiente, porque no se ha querido. Habiendo nacido en 1992, no tiene aún un estatuto propio, a pesar de que es una obligación impuesta por la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de 1999. El director de la Agencia es nombrado por el secretario de Estado de Hacienda, un cargo político que depende del ministro. Instituciones del entorno como la CNMV tienen su propia norma y un presidente por cuatro años. Mientras tanto, nuestro director general puede ser cambiado sin ningún tipo de explicaciones', dice Fadón.'La organización entera, en más del 50%, está compuesta por inspectores que ocupan puestos de libre designación, y por tanto de libre cese. Si hay algún tipo de desacuerdo con la dirección, éstos pueden ser cesados. Esto les quita autonomía y resta eficiencia al cuerpo. Ahora hay aproximadamente 1.600 inspectores. Dentro de la Agencia se encuentran entre 1.200 y 1.300. La mitad de los cuales son jefes, de libre designación. Quedan sólo 600 inspectores al cargo de las unidades de inspección, los únicos que verdaderamente llevan a cabo la lucha contra el fraude. Es una estructura que no tiene fundamento y que aspiramos a que se cambie', recalca.Fadón tampoco ve con buenos ojos que altos cargos del organismo procedan del sector privado. 'No creemos que venga bien que el actual secretario de Estado de Hacienda Estanislao Rodríguez-Ponga, y presidente de la agencia haya sido el valedor en el ámbito tributario de una empresa privada relevante BBVA. Le resta credibilidad y objetividad'.Fadón anima a los directivos de la agencia a que potencien la colaboración con las comunidades en el caso de tributos cedidos.

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