Integrar las estrellas en el equipo
Cuando Beckham llegó al Real Madrid, hubo al menos un jugador, Guti, que se desanimó. La llegada de la estrella británica paralizó al jugador de la cantera blanca. Su primer pensamiento, después de nueve temporadas, fue marcharse a otro equipo. 'El de Guti es un comportamiento muy habitual', explica el profesor de Comportamiento Humano de la Organización del IESE Santiago Álvarez de Mon, quien justifica el temor de Guti porque 'cuando aparecen Ronaldos lo que hace la gente es compararse'. Añade que es una tentación propia de personas inseguras. Pero no hay que caer en ella. Porque, continúa Álvarez de Mon, la llegada de una estrella a un equipo debería ser, más que un problema, un aliciente. 'Al lado de un Zidane siempre puedes crecer'.
En el mundo de la empresa, hay fichajes estrella que conmocionaron a buena parte de la plantilla. Por ejemplo, la llegada Ignacio Sánchez Galán, salmantino de 54 años, como vicepresidente y consejero delegado a las filas de Iberdrola supuso para los profesionales de la eléctrica una auténtica revolución. Su bagaje profesional, procedía de Airtel (hoy Vodafone), va acompañado de una fama de gestionar con mano férrea las empresas por las que ha pasado. Cuando llegó a Iberdrola temblaron hasta los cimientos, pero tenía un objetivo: modernizar la compañía. En estos casos, según explica el profesor de Dirección de Recursos Humanos de Esade Simon Dolan, la actitud más coherente es la de colaboración, 'porque las estrellas suelen motivar al resto de la plantilla'. PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE