Optimismo de los empresarios
El sentimiento de fondo de los empresarios sobre la situación económica del país y las perspectivas futuras es de un claro optimismo, según refleja claramente el Barómetro de clima empresarial Cinco Días-Demoscopia. El sondeo muestra un salto cualitativo importante en las expectativas del negocio sobre la opinión expresada tan sólo hace tres meses. Y ello se refleja en variables claves como la previsión en materia de beneficios, inversión y competitividad. La consolidación de la recuperación económica internacional, pese a las dudas europeas, parece haber irrigado ya la confianza de los empresarios españoles. Y ello compensa sobradamente los efectos negativos de la fuerte apreciación del euro, un aspecto que se ha convertido en la única sombra que oscurece el horizonte de los empresarios. Además, la mayoría de los encuestados se muestra convencido de que la divisa europea moderará su subida en los próximos meses. Y el llamamiento del G-7 a favor de una mayor estabilidad en los tipos de cambio podría contribuir a ello.
De cumplirse las buenas expectativas de los empresarios, España estaría en condiciones de enganchar con la rueda de la recuperación internacional antes de que se queden sin fuelle el consumo interno y la construcción de viviendas, que han actuado como motor fundamental del crecimiento en los últimos años y empezaban a ofrecer signos de agotamiento. El balance de crecimiento del cuatro trimestre de 2003 realizado por el Banco de España resalta precisamente el tirón de las exportaciones, aunque el riesgo de un parón persiste, precisamente por el tipo de cambio.
El mejor exponente de que la mejora del escenario de los negocios viene de la mano de la expansión internacional es el hecho de que son precisamente las grandes corporaciones las que prevén mayor incremento de beneficios, inversión y plantillas.
El Barómetro confirma la preferencia de la mayoría de los empresarios por el Partido Popular. Si hace tres meses decían que Rodrigo Rato era su favorito para dirigir la política económica, ahora insisten en señalar una victoria del PP como condición necesaria para que el crecimiento económico y de sus cuentas de resultados estén garantizados.
Pero lo hacen poniendo deberes al Gobierno que salga de los escrutinios del 14 de marzo. La mayoría señala nuevas rebajas de la fiscalidad empresarial como la reforma más necesaria, ya sea bajando el impuesto sobre los beneficios de las sociedades o recortando las cotizaciones a la Seguridad Social. Además reclaman más subvenciones, una herramienta a la que no parecen dispuestos a renunciar.
Como peticiones menos prioritarias aparecen una mayor flexibilidad del mercado de trabajo y un aumento de la inversión en investigación y desarrollo, precisamente los dos puntos en los que el diferencial con los competidores es más abultado. A muy larga distancia se sitúa la petición de menores costes salariales.
Visto en su conjunto, el Barómetro muestra a un cuerpo empresarial bastante satisfecho con la marcha de la economía, confiado en que sus negocios evolucionarán de manera favorable y que tiene previsto aumentar sus inversiones. Confiemos en que existan razones fundadas para este optimismo.