Las patentes se vuelven contra los gigantes de la tecnología
Las empresas del sector tecnológico y de internet necesitan en estos tiempos tan buenos ingenieros como abogados. Y quien no hace dinero con los unos trata de hacerlo con los otros. Ganar un pleito por una patente puede resultar muy rentable, así que pequeñas compañías o empresas que no han logrado cuajar en su negocio han decidido lanzarse a la arena judicial, patente en mano, desafiando a los grandes. Tienen poco que perder y mucho que ganar. Los pleitos por patentes contra grandes firmas se han multiplicado en los últimos meses.
A mediados de enero un juez federal de EE UU ratificaba la sentencia que condena a Microsoft a pagar 512 millones de dólares a la compañías Eolas por la violación de una patente. La empresa de Bill Gates debe abonar 1, 47 dólares por cada una de copias que ha distribuido del Explorer -varios cientos de millones- y ha decidido que suspende provisionalmente la publicación de nuevas versiones del Explorer y del Windows XP.
La patente registrada por Michael Doyle, único empleado de Eolas, cuando era profesor de la Universidad de California, describe un procedimiento que permite a los navegadores de internet ejecutar programas automáticamente, como por ejemplo una animación en Flash en una web o un documento PDF que se abre en el mismo navegador. Una tecnología tan básica que ha puesto del lado de Microsoft a todo el sector tecnológico, incluidos rivales como Sun, que se verá afectada por esta patente, al igual que Macromedia o Adobe.
Los pleitos contra grandes firmas se han multiplicado en los últimos meses
'Si 2003 sirve de orientación, cada vez más y más pequeñas empresas encontrarán beneficioso explotar sus patentes mediante litigios (que pueden lanzarlas a la cumbre)', escribía recientemente un analista. Eolas contra Microsoft es sólo la punta del iceberg judicial. Tiscali, Ebay, Roxio, Amazon, Network Solutions... han tenido que hacer frente a juicios similares en los últimos meses por la violación de patentes en poder de pequeñas compañías. Ebay era condenada a pagar en mayo a MercExchange 29,5 millones de dólares por violar dos patentes; Tiscali, HMV Group y OD2 firmaban las paces fuera de los tribunales con E-Data... los pleitos se suceden y las empresas no acaban de cerrar un acuerdo cuando a su mesa les llega otra demanda.
Emilio Iborra, de la empresa valenciana Care-Technologies, ha obtenido cinco patentes en EE UU, y otras 40 que están a la espera. 'El planteamiento que tenemos es defensivo, debemos evitar que uno de los grandes nos coma', explica. Jorge Cortell, profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, ilustra lo que en su opinión es la situación actual: 'Es una guerra fría. Si otra te demanda, entonces tú la amenazas con una contrademanda'. Y en esta situación las compañías oportunistas dedicadas a registrar patentes y pleitear por ellas tiene el terreno abonado. 'Hasta ahora el coste de estos procesos hacía que sólo las grandes se metieran contra las grandes, pero ahora las pequeñas se embarcan en estas aventuras porque si ganan sacarán un montón de dinero, y no tienen nada que perder', opina Jorge Cortell.
Reclamaciones del sector
Jesús María González-Barahona, de la Universidad Rey Juan Carlos, matiza: 'No son las grandes contra las pequeñas, sino las compañías que no han tenido éxito con sus negocios y que no han sabido satisfacer a sus usuarios, como Eolas, las que tratan de sacar partido en los tribunales a sus patentes'.
Para salir del atolladero Microsoft, apoyada por el sector, ha reclamado que se revise la patente de Eolas, replicando que esta tecnología había sido inventada antes. El argumento apunta hacia uno de los puntos difíciles del sistema, 'cuando hablamos de patentes de software es difícil saber si algo es nuevo', dice Jordi Llevat, del despacho Cuatrecasas. El mercado aún no es consciente de esto, opina Barahona, quien considera que debería comenzar a valorar la incertidumbre y los riesgos asociados a la violación de patentes en el sector del software.
El precio de conseguir los derechos
'Si me enfrento a un gigante, que sea mi competencia, y me hunde, por lo menos me quedarán las patentes', dice Emilio Iborra, de Care-Technologies. Las cinco patentes que han registrado en EE UU les han llevado casi tres años en obtenerlas y les han salido por 200.000 dólares. Obtener una patente en Europa, con validez para una decena de Estados puede salir por unos 36.000 euros, estima Jordi Llevat. El registro oficial no es caro -en España cuesta unos 500 euros-, en cambio, el análisis legal y técnico, así como la redacción de la patente es un proceso complejo y costoso que algunas pequeñas empresas consideran que no podrían pagar. 'Si no quieres patentar no tienes por qué hacerlo', puntualiza Llevat.
Europa espera su turno en plena polémica
Los programas de ordenador no se pueden patentar en Europa. Los opositores de estas patentes aseguran, sin embargo, que la Oficina de Patentes Europea ha concedido unas 30.000 de programas que son 'ilegales', califica Jesús González-Barahona, miembro de Pro-Innova, asociación opuesta a las patentes de software en el Viejo Continente. 'Lo que se patenta en Europa no son los programas, sino procedimientos e invenciones en los que están envueltos éstos', responde Eduardo Martín, de la Oficina de Patentes Española.En lo que sí están de acuerdo todos es en calificar el sistema de EE UU como un 'exceso', un 'absurdo' o un 'sistema perverso'. Y en lo que disienten es en el efecto que tendrá la directiva europea sobre patentes de software en el sector tecnológico europeo. Votada en septiembre pasado, y en trámite parlamentario, las enmiendas introducidas limitaron el alcance de la directiva para patentar el software. En contra de esta directiva, muchas pymes, grupos dedicados al software libre e incluso algunos miembros del Gobierno español han manifestado sus dudas respecto a las patentes de software.'No hay razón para que en otros sectores industriales se patenten las invenciones y en el software no', argumenta Jordi Llevat, de Cuatrecasas, quien estima que la directiva pretende alejarse del modelo americano. Pero a la vista de lo que ocurre en EE UU, González-Barahona deja sobre la mesa una idea: 'Es un buen momento para pensar si las patentes son una buena forma de incentivar la innovación tecnológica'.