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Tribuna
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Davos, con cautela

La reunión del Foro Económico Mundial de Davos ha estado dominada más por la política que por la economía. La invasión de Irak ha seguido presente en el Foro, aunque en términos menos dramáticos que el año pasado, cuando la reunión fue una plataforma donde se manifestaron con estridencia las diferencias entre EE UU, con sus pocos aliados, y la mayor parte de los Estados del mundo a propósito de la guerra que se preparaba contra Irak. Los hechos han dado la razón a quienes entonces defendieron que Irak ni tenía armas de destrucción masiva ni estaba aliada con Al Queda, ni era una amenaza para EE UU ni para Europa.

Sin embargo, ante una posguerra inmanejable para el poder militar más grande de la historia, EE UU se ha visto en la necesidad de aprovechar la reunión de Davos, para movilizar ayuda. El Gobierno envió al vicepresidente Cheney, un halcón entre los halcones, para reparar los daños causados durante el año pasado, y conseguir un compromiso de los países europeos en la lucha contra el terrorismo, tal como la entiende EE UU.

Europa está de hecho luchando contra el terrorismo ya hace mucho tiempo; tiene diversas experiencias de terrorismo y sabe cómo luchar contra ello. La diferencia esencial del enfoque de EE UU y el de Europa es que éste se preocupa más que aquel de las causas del terrorismo. Javier Solana reclamaría en nombre de la UE que definieran juntos la visión internacional y no simplemente que se aceptara la que propone el Gobierno de Bush.

El encuentro ha demostrado que los empresarios no se convencen de que la recuperación sea sólida

Los presidentes de Irán y de Pakistán trataron de convencer a los participantes de que no hay 'choque de civilizaciones' entre el Occidente y el Islam. Trataron de ofrecer la imagen de que el islam ni es guerrero ni quiere perjudicar y menos enfrentarse con el Occidente cristiano. En cambio exigen comprensión, aceptación y colaboración para elevar los niveles de vida de sus pueblos. La solución del conflicto israelí-palestino sería un primer paso imprescindible para evitar el 'choque de civilizaciones' entre el islam y el mundo judeo-cristiano.

En cuanto a la economía mundial hubo en Davos un optimismo moderado y cauteloso. Nadie duda de que la economía se está recuperando, sobre todo en países de la periferia, como China, India, Argentina, Venezuela o Malaisia (con tasas de crecimiento en torno al 7% o más elevadas). Pero los empresarios y analistas no se acaban de convencer de que la recuperación en EE UU, Japón y la UE sea sólida y ofrezca garantías de sostenibilidad.

El doble déficit, fiscal y de cuenta corriente, que ha echado hacia abajo al dólar; la revaluación del euro, mayor porque las monedas asiáticas están sosteniendo su paridad con el dólar, y la reforma que nunca llega de la banca japonesa son factores que siembran las dudas sobre la sostenibilidad de la recuperación. Las Bolsas están subiendo, pero los inversores tienen miedo a que se descubra el siguiente escándalo en una de las grandes empresas que cotizan en Bolsa. El descrédito de los mercados financieros, causado por escándalos que no cesan, hace a los inversores más desconfiados y cautos. La desidia de la Administración Bush para reforzar la SEC y otras instituciones de regulación no ayuda a eliminar la desconfianza.

Este año los empresarios reunidos en Davos no se han ocupado mucho de América Latina, aunque los pronósticos le auguran un año bueno, como no había desde 1997. El año pasado la atracción fue el nuevo presidente de Brasil, Lula. Pero este año, ocupado con sus problemas domésticos, Lula no ha tenido tiempo para ir a Davos, ni Néstor Kirchner ni Alejandro Toledo ni otros líderes, que fueron de alguna manera representados por el poco brillante presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez.

La atención a los países emergentes se ha centrado en China e India, dos enormes mercados, donde la demanda crece a ritmos fantásticos. China se está convirtiendo en la gran factoría mundial de las manufacturas de consumo. El Gobierno chino, sin embargo, no envió representantes oficiales y fueron más bien de empresas privadas. Este es el Año del Mono en el calendario chino, el año de la buena suerte. Veremos qué sorpresas nos da.

Davos ha despertado menos protestas que en años anteriores. O bien porque el Foro Social Mundial, la reunión alternativa celebrada hace unos días en Bombay, da salida a muchas de las protestas de una forma constructiva o bien porque la policía suiza ha restringido más la movilidad de los posibles protestantes.

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