Mano de obra barata, pero cualificada

La fuga de multinacionales hacia otros países se suele atribuir a la búsqueda de costes laborales mucho más bajos que los de España. Pero datos como los publicados ayer por Eurostat, la Oficina de Estadísticas de la Comisión Europea, subrayan que los 10 países que ingresarán en la UE el 1 de mayo compaginan precio y calidad, dos variables difíciles de batir en un mercado laboral regido por la oferta y la demanda. El 25,5% de la población entre 20 y 29 años de los países de la ampliación ha cursado estudios universitarios, una cifra sólo cinco décimas inferior a la media comunitaria. La presencia femenina en las universidades de los antiguos países socialistas supera con creces la media de la UE; en los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), por ejemplo, las mujeres copan 6 de cada 10 plazas universitarias.

Polonia, que con casi 39 millones de habitantes es el más poblado de los nuevos socios, presenta un perfil en todos los baremos educativos muy semejante o superior al de España. Los países del Este sólo presentan cierto retraso respecto a los actuales miembros de la UE en número de titulados en las ramas de ciencia y tecnología. Pero, como destaca la Comisión, el proceso de convergencia parece imparable también en ese parámetro. El informe comunitario deja espacio para una conclusión: cuando la mano de obra deje de ser barata, el Este probablemente seguirá siendo tentador. Nissan, Samsung o Philips no parecen estar haciendo esa lectura de España.