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Tribuna
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Tintín, un modelo de flexibilidad

Si siempre recordamos a los profesionales que ayudamos a recolocarse que, como dijo Darwin, las especies que sobreviven no son ni las más fuertes, ni las más inteligentes, sino las que mejor se adaptan a los cambios, Tintín, el celebre personaje de Hergé, que en estos días celebra su 75 aniversario, es un bonito ejemplo de supervivencia, de flexibilidad y de saber adaptarse, de forma continua, a los cambios.

¿Quién como el joven periodista belga podría tener la empatía y paciencia de soportar el mal humor y la debilidad por el whisky del Capitán Haddock, la sordera y los extravagantes inventos del Profesor Tornasol, las pertinaces tonterías de Hernández y Fernández, y los inesperados encuentros con el pelmazo de Serafín Latón? Los que conocen al personaje no podrán negar que se caracteriza por ser siempre paciente y tolerante con todos, hasta con sus enemigos.

Tintín sorprende también por su capacidad de adaptación a los entornos más variados y a las situaciones más críticas, como la cultura Inca en el Perú, el conflicto judeopalestino, la Rusia posrevolucionaria, la guerra Chino-japonesa, un golpe de Estado en una república bananera, el peligroso Chicago de los gánsteres...

Hay que alabar también su forma de pensar y de actuar, siempre dispuesto a resolver enigmas y encontrar soluciones en casos límite. ¿Quién sino Tintín descubriría que la urraca era la ladrona de la esmeralda de la Castafiore o que el cetro del Rey de Syldavia fue robado usando un artilugio oculto en una cámara fotográfica?

¿Se puede encontrar un profesional más dispuesto para viajar que Tintín, primer personaje del cómic que pisó la Luna, cuando la NASA aún no había soñado en hacerlo y dispuesto siempre a ir al otro confín del mundo para salvar a sus amigos Tornasol, Tchang o el Emir Ben Kalish Ezab. Ojalá que la mayoría de los profesionales a los que asesoramos tuvieran la misma disponibilidad para viajar y para adaptarse a otras culturas que Tintín. Conviene también destacar su sentido ético y de honestidad. Son varias las oportunidades que tiene de venderse, y no barato, a la mafia, a los traficantes de armas o a los servicios secretos, pero nunca cede ante la corrupción.

¿Y qué decir de sus capacidades sociales y multiculturales? Sólo Tintín puede ser amigo, a la vez, del tirano General Tapioca y del Rey de Syldavia, Ottokar I, de déspotas emires, de los sabios que navegaban buscando la Estrella Misteriosa entre los que se encontraba Porfirio Bolero y Calamares, de un multimillonario como Carreidas o de la pelmaza de la Castafiore.

A pesar de su individualidad, Tintín se adapta, cuando se necesita, al trabajo en equipo y hace gala de esta capacidad tanto en la expedición a la Luna como buscando el Tesoro de Rackham el Rojo o la Estrella Misteriosa. En todas estas expediciones anima y motiva a todos los participantes y contribuye con ello al éxito final.

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