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Crisis en Adecco

Un español en el centro de la polémica

CINCO DÍAS

El ojo del huracán que se está formando en torno a los ¢puntos débiles¢ de las cuentas de Adecco amenaza a la figura del consejero delegado de la filial en Estados Unidos. Se trata de Julio Arrieta, un bilbaíno de 38 años, ingeniero de Minas, casado y padre de dos hijos, que trabaja en la multinacional del empleo temporal desde 1993 y en la que ha protagonizado un ascenso fulgurante.

Arrieta fue contratado en un primer momento para dirigir una de las áreas de trabajo de la filial española de Adecco pero pronto fue nombrado responsable regional. En 1996 se traslada a Chile para ocupar idéntico puesto. Dos años más tarde el negocio en Argentina, Perú y Uruguay quedan también bajo su responsabilidad. Por fin, en 1999 se le encarga dirigir los intereses de Adecco en Sudamérica y en 2000 su cometido se amplía a toda Latinoamérica, lo que supone que bajo su dirección estaba la actividad en 15 países. Por último, el grupo le confía la estrategia para todo el continente y el cargo de consejero delegado de Adecco Estados Unidos.

Desde su puesto en Melville, en el Estado de Nueva York, Arrieta lleva las riendas del negocio de la compañía no sólo en Estados Unidos sino también en Canadá, México y Puerto Rico. La división estadounidense de la compañía, con casi 1.300 oficinas repartidas por todos los Estados, es la mayor ETT del país. Estructuralmente, depende de Adecco Norte América, que facturó 2.275 millones de euros en 2002.

Pero el nombre de Arrieta no sólo ha saltado a los periódicos por su cargo de responsabilidad en Adecco. Como recuerda en el diario The Wall Street Journal, los máximos responsables de la compañía le dieron un tirón de orejas cuando el pasado septiembre anunció que la división estadounidense aportaría menos ingresos al balance de 2003. Arrieta se detractó de sus declaraciones y dio órdenes de recortar costes.

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