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Tribuna
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Vuelta a la normalidad

Aunque perduren algunos de los desequilibrios originados en la anterior época de excesos, el autor, con la vista puesta en 2004, considera que el paso del tiempo y las políticas fiscal y monetaria expansivas darán sus frutos positivos en la economía internacional

La fecha en que estamos nos incita a echar la vista atrás para hacer balance del año que hoy se acaba y sacar las conclusiones oportunas para el futuro. Aprovechemos para hacerlo desde el punto de vista del inversor.

Tras los excesos cometidos al final de los noventa, que llevaron a los mercados a valoraciones insostenibles, se produjeron una serie de acontecimientos que agravaron la necesaria corrección de los mercados. Baste recordar el 11-S, las falsedades contables de empresas, el rearme nuclear de Corea del Norte, los problemas en Suramérica con la suspensión de pagos en Argentina y los miedos políticos en Brasil, la epidemia de neumonía en el sudeste asiático y, por último, el inicio de una guerra de consecuencias impredecibles.

æpermil;sta era la situación al inicio del año: unos mercados corrigiendo sobrevaloraciones pasadas junto con una serie de situaciones muy peligrosas que elevaron las primas de riesgo a máximos históricos. Por todo ello, la situación para los inversores no era fácil, los bancos centrales estaban bajando los tipos de interés a niveles mínimos para reactivar la economía, llegando a tipos de interés reales negativos en la mayoría de los países desarrollados, y las Bolsas tenían demasiado riesgo para invertir en ellas. Durante el año la situación se ha normalizado. Las graves amenazas que se cernían sobre el mundo están perdiendo fuerza día a día. Con todos estos peligros más lejos de lo que imaginábamos, serán de nuevo la situación y las perspectivas las que guíen la evolución de los mercados.

La duda para 2004 es si la economía se volverá a desacelerar cuando desaparezcan los efectos positivos de las políticas sobre el consumo

Desde el punto de vista económico es cierto que perduran algunos de los desequilibrios originados en la época de los excesos, especialmente la sobrecapacidad y el excesivo endeudamiento de empresas y consumidores americanos, pero no es menos cierto que el paso del tiempo y unas políticas monetaria y fiscal tremendamente expansivas están dando sus frutos.

Con los datos macroeconómicos conocidos en EE UU en los últimos meses podemos decir que las políticas monetarias y fiscales de las autoridades económicas durante 2002 y 2003 están haciendo que la economía americana crezca a tasas muy elevadas los últimos trimestres. La duda para el año que viene es si este crecimiento tendrá continuidad o si la economía se volverá a desacelerar una vez que desaparezcan los efectos positivos de estas políticas sobre el consumo.

La variable determinante para responder a esta cuestión es la evolución del empleo. Es cierto que la recuperación económica vivida los últimos trimestres no ha producido todavía una mejoría clara en esta variable, cuestionando seriamente la continuidad de la recuperación. Sin embargo, los datos conocidos este otoño tanto sobre tasa de paro como de peticiones de subsidios de desempleo indican que podemos estar en un punto de inflexión en los mercados laborales. De ser cierta esta mejoría podríamos mirar al futuro con más optimismo, disipando las dudas sobre la futura evolución del consumo, lo que ocasionaría que los beneficios empresariales continuasen mejorando.

Por otro lado, estos crecimientos tan elevados junto con unos tipos en mínimos históricos están originando que los mercados empiecen a descontar un fuerte repunte de la inflación en los próximos años. Recordemos que los bancos centrales se preocupan tanto de la inflación actual como de las expectativas de inflación de los agentes económicos, por lo que estos miedos a una futura inflación pueden adelantar las subidas de los tipos de intervención.

El sudeste asiático es otra zona que puede sorprender positivamente durante el próximo año. En China, donde el crecimiento económico ha vuelto a tasas del 7%-8%, el banco central ya ha tenido que implementar medidas para reducir el incremento del crédito al sector privado para evitar un sobrecalentamiento. Japón se está beneficiando de este fuerte crecimiento en su zona de influencia, de una mejoría clara de balances empresariales y de una posible aceleración en el proceso de reformas tras los éxitos políticos de Koizumi.

La situación en Europa no es tan positiva, pero un sector exterior que se beneficiará de la mejoría global y una demanda interna que se sentirá más confiada con un euro fuerte y con la supresión del Pacto de Estabilidad nos hacen pensar en una recuperación que se acelerará en 2004.

Independientemente de cuál sea la situación económica actual, lo realmente importante es que, una vez pasados los grandes riesgos geopolíticos de los últimos años, serán la situación y perspectivas económicas las que guíen las decisiones de inversión, volviendo a una situación más normal en la que los inversores tomar sus decisiones en función de su perfil de riesgo real, alejándose de actitudes y productos excesivamente conservadores donde han estado invertidos durante este periodo de incertidumbre.

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