Mano dura en la CNMV
La CNMV ha despedido el año con un doble ejercicio de autoridad. Ha suspendido la cotización de Inbesós por ocultar sus resultados y ha iniciado la exclusión de Bolsa de Avánzit por una retahíla de incertidumbres e incumplimientos. En el primer caso, la respuesta de la empresa ha sido fulminante: las cuentas que llevaba mes y medio sin publicar han estado listas en un día, lo que muestra la necesidad de mano dura que había tras los reiterados incumplimientos. Más dudoso es el caso de Avánzit. Las razones esgrimidas por la CNMV son seguramente válidas para tomar una decisión drástica, pero en términos retrospectivos ponen en cuestión a la propia Comisión. Y ello porque las incertidumbres ahora alegadas son básicamente las que existían en verano, cuando el supervisor ya mantuvo el valor suspendido de cotización durante todo un mes. El levantamiento de aquella suspensión llegó sin que se aclarasen los extremos ahora cuestionados de nuevo, con lo que cabría concluir que se produjo en falso. La posibilidad de que pequeños inversores salgan perjudicados y la falta de comunicación con la empresa son los otros puntos que necesitan un escrutinio mayor.