Los escándalos contables que hicieron temblar las bolsas
El agujero en las cuentas de Enron inauguraron un rosario de escándalos financieros en los que grandes compañías, sobre todo en Estados Unidos, reconocieron haber manipulado sus balances contables. Estos son los principales casos.
En octubre de 2001 el presidente de una de las mayores eléctricas del mundo, la estadounidense Enron, anunció unas pérdidas trimestrales de 618 millones de dólares. El motivo para el descalabro tardó poco en trascender: el gigante había creado una serie de filiales instrumentales para sacar fuera de su balance deuda y activos. La compañía se vio obligada a presentar una rectificación a sus resultados de los cuatro años anteriores. Pero la gravedad del asunto no se detuvo ahí: su calificación crediticia fue degradada y se agudizaron las dificultades para obtener financiación. Incluso una empresa competidora presentó y retiró una OPA sobre la compañía. A los dos meses de haberse abierto la espita Enron presentó la mayor suspensión de pagos de la historia.
El caso tuvo ramificaciones tanto económicas como políticas. La acciones de la compañía pasaron de cotizarse a 90 dólares a tan sólo 42 centavos. Además, la autora de sus cuentas, Arthur Andersen, una de las grandes del mundo, cayó en descrédito y finalmente fue cesó en su actividad. Y la clase política estadounidense quedó bajo sospecha al trascender que el 75% de los senadores y la mitad de los congresistas habían recibido donaciones de Enron para la campaña electoral.
El caso aún no está cerrado. La investigación se lleva tanto en el Senada por parte de varias comisiones como por la vía judicial. Uno de los altos cargos de la compañía (el tesorero, Ben Glisan) ingresó en prisión el pasado septiembre.
La que fuera la operadora líder en el mercado estadounidense reconoció en 2002 haber inflado sus resultados en 11.000 millones de dólares durante los años precedentes. Al anuncio le siguió un desplome en Bolsa que provocó pérdidas a inversores y bonistas por valor de 200.000 millones de dólares. La crisis de confianza de este escándalo junto al anterior llevó a las Bolsas a caer en su peor crisis de los últimos años. Al igual que Enron, acordó primero la suspensión de pagos aunque finalmente se declaró en bancarrota para conseguir una línea de crédito con el fin de reflotar el negocio.
Tras reconocer errores contables, la SEC (el regulador del mercado de renta variable del EE UU) presentó una demanda contra la compañía por fraude. El proceso terminó, en cambio, de forma extrajudicial con un acuerdo por el que la operadora ha de pagar 750 millones de dólares.
En la actualidad, la compañía ha cambiado de nombre por MCI y ha alcanzado un pacto con el 97% de sus acreedores para salir de la quiebra.
La compañía de fotocopiadoras encadenó dos escándalos consecutivos. En abril de 2002 acordó con la SEC pagar 10 millones de dólares en concepto de multa por contabilizar 3.000 millones de dólares de ingresos que aún no se habían producido y que se traducían en unos beneficios brutos de 1.500 millones de dólares. Además, se comprometió a cambiar de auditor (entró PwC en lugar de KPMG, que fue expedientada por ayuda a falsificar las cuentas) y revisar sus cuentas de los cinco años anteriores. De ahí surgió el segundo y más grave escándalo. Efectivamente, los ingresos habían sido inflados. Desde 1997 hasta 2001 se habían contabilizado 6.400 millones de dólares de más. Estos ingresos no eran del todo ficticios, sino que se había adelantado los tiempos de cobro de contratos alquiler y leasing de máquinas. La mayor parte de los errores provenían de la filial brasileña.
Como en las ocasiones anteriores, el proceso abierto tras la denuncia de la SEC terminó con un acuerdo extrajudicial por el que seis directivos dimitidos del grupo aceptaban desembolsar de forma conjunta una multa de 22 millones de dólares.
La segunda farmacéutica de EE UU, Merck, reconoció en 2002 que los 14.100 millones de dólares consignados como ingresos nunca entraron en caja. En cambio, aparecen como recibidos por una filial, Medco, cuyo negocio era la gestión de los descuentos farmacéuticos a los suscriptores de planes sanitarios. El centro de la irregularidad estaba en la contabilidad de los copagos que hace la empresa por un lado y los clientes (sus asegurados) por otro por la compra de fármacos. Medco contabilizaba como ingreso el copago que realizaban los clientes al comprar las medicinas y que realmente es un dinero ingresado por las farmacias que nunca llega a Medco. El caso aún está pendiente de su solución definitiva.
El más reciente de los escándalos financieros en EE UU se produjo en 2003. Aunque de menor envergadura, los círculos económicos del país temblaron temerosos de encontrarse ante un nuevo Enron. Tres ex directivos del conglomerado industrial Tyco International fueron acusados de apoderarse de cientos de millones de la empresa. La SEC y la propia compañía les demandaron por "tratar a Tyco como su banco privado, retirando cientos de millones de dólares de préstamos y fondos de compensación sin comunicar a los inversores", según las acusaciones del regulador.
En el proceso se supo cómo el ex presidente Dennis Kozlowski usó dinero de la compañía para comprar la una cortina de baño por 6.000 dólares, organizar a su mujer una fiesta de cumpleaños en Cercdeña por 2 millones, dar un préstamo (que luego perdonó) a una ex amante, o para pagar 13 millones por unos cuadros que no declaró a hacienda.
El juicio está pendiente de sentencia. Por ahora, la compañía se ha visto obligada a despedir a 7.200 empleados, un 3% de su plantilla.