Los ritos del té
Dicen los expertos que después del agua, el té es la bebida más consumida en el mundo. Y quizás no les falte razón. Desde el Reino Unido a Rusia, desde Marruecos a la India, esta infusión milenaria forma parte de más de 100 civilizaciones.
De origen asiático, las leyendas atribuyen el descubrimiento del té al emperador Shen Yung, aproximadamente en el 2737 antes de Cristo, aunque también los indios, grandes consumidores de esta bebida, se atribuyen su descubrimiento.
Controversias aparte, lo cierto es que el té ha llegado hasta nuestros días adaptándose a la vida moderna pero conservando su ceremonial.
No en vano, el rito del té lleva consigo, según los expertos, el cumplimiento de reglas rigurosas.
La primera de ellas y más importante es que la tetera esté caliente. Así lo señala Juan José Incelmo, director del Salón de Té del Gran Hotel Conde Duque de Madrid, un espacio creado y dedicado exclusivamente al deleite de esta infusión. 'El mayor secreto es que la tetera esté caliente y que el agua esté a temperatura de cocción', explica.
El siguiente paso es poner en la tetera una cucharada de té por taza y otra por la tetera y dejar reposar el té durante tres minutos. Pasado este tiempo, hay que verter el agua a punto de ebullición sobre el té y dejarlo reposar durante otros cinco minutos. Para entonces, estará listo para remover y servir. Con el fin de que cada uno pueda repetir sin que el té esté demasiado infusionado, los expertos recomiendan retirar el té de la tetera.
Este proceso se realiza cuando el té se sirve caliente. Pero también existe la posibilidad de beberlo frío. De hecho ésta es una de las opciones que ofrecen en el Salón de Té del Gran Hotel Conde Duque de Madrid. En este caso, y según Incelmo, se deja enfriar naturalmente para luego enfriarlo en cámara. Más apropiado para la época estival, su presentación también varía. 'Mientras el té caliente se sirve en taza de porcelana, el frío es más adecuado en un vaso, ya que así se ve su color', señala.
Pero además de su sabor, esta infusión milenaria ofrece un sinfín de propiedades -algunas medicinales-, tantas como variedades de té existen. Así los rojos son conocidos por sus propiedades diuréticas, los negros son óptimos para mejorar la circulación y los verdes estimulantes. Eso sí, según Incelmo, tan sólo los negros son aptos para acompañar con limón o leche.
Incelmo reconoce que éste sigue siendo un negocio de minorías en España.