El azote de los morosos de las empresas
La cultura mediterránea, rica en virtudes, tampoco está exenta de vicios. Uno de ellos, la morosidad y la demora en los pagos, puede convertirse en un quebradero de cabeza para numerosas empresas e incluso llevarlas a la quiebra. Para paliarlo, la gran mayoría de las multinacionales dispone de una figura denominada el gestor o gerente de créditos, y que es el responsable de que todas las ventas que realiza una empresa se cobren y se recupere lo invertido en el menor tiempo posible.
'En la idiosincrasia mediterránea el moroso puede estar hasta bien visto', afirma Asunción Vázquez, presidenta de la Asociación de Gerentes de Créditos de España. 'Prima la cultura del 'tú vende, que ya cobrarás'.
A comienzos del siglo XX, las multinacionales estadounidenses comenzaron a instalarse en Europa y se percataron de que les hacía falta una figura que supervisara los cobros. Hoy en día más del 90% de ellas dispone de un gestor de crédito. Las medianas empresas comienzan a incorporar la figura, mientras que las pequeñas -y ahí está el reto- apenas la conocen. 'Muchas pequeñas empresas quiebran en el plazo de cuatro o cinco años, muchas veces porque se preocupan por vender pero no por facturar', explica Vázquez. La morosidad, según esta asociación, es entre un 40% y un 50% mayor en aquellas compañías que no disponen de gerentes de crédito.
¿Qué hace exactamente un gerente de créditos? Cuando una compañía recibe un pedido, es tarea el gestor de créditos analizar la situación financiera del cliente (otra empresa), cuánto va a consumir en el año y solicitar un informe sobre su solvencia a empresas de servicios y seguros de créditos como Coface. Si el diagnóstico es positivo, pero la compañía necesita financiación, se dividirán los pagos por mensualidades y se establecerán dos mensualidades como tope de demora.
La pregunta, entonces, es obligada. ¿Y si cumplido el plazo el cliente no ha pagado? El gerente de créditos llamará entonces a la empresa a la que ha provisto e intentará hablar con el directivo de mayor grado dentro de escalafón. Si a pesar de la insistencia no se obtienen resultados, existen otras vías para lograr el cobro. Una de ellas es subcontratar a alguna de las empresas de gestión de cobros que trabajan en España. Estas empresas trabajan tanto la vía amistosa como la judicial.
Excusas típicas para evitar el pago
'Hemos tipificado las excusas', relata Asunción Vázquez, presidenta de la Asociación de Gerentes de Créditos de España. Y las hay para todos los gustos. 'Los hay que no se ponen al teléfono, los que dicen que no les ha llegado la factura, los que afirman que el NIF era erróneo o que el domicilio social no corresponde'. Vázquez reconoce que pueden darse casos en los que efectivamente no se trate de intentar demorar el pago, sino que ha habido un error. Pero cuando es siempre la misma empresa la que pone la misma excusa al gerente de créditos se le pone la mosca detrás de la oreja.Otro de los problemas a los que se enfrentan los gestores de crédito es la localización del deudor, que muchas veces desaparece cuando toca pagar. 'La localización del deudor es de vital importancia, si el deudor no es localizado la gestión resulta imposible', explican en la página web de Gescobro, una de las compañías que existen en el mercado de gestión de cobros para empresas. 'La comunicación posterior con el deudor permite al gestor la negociación orientada a la recuperación de la deuda', añaden.'Estas empresas no son el cobrador del frac. Se encargan de lograr el cobro sin medios estrambóticos', explica Asunción Vázquez. En caso de que no sea posible un acuerdo amistoso, siempre queda la vía judicial, bien a través de juicios monitorios (para importes inferiores a 30.000 euros y que en principio no requieren de abogados), bien ordinarios, por apropiación indebida, estafa o similares.Los gerentes de crédito trabajan por poner fin a una práctica común en España. Lo último ha sido la creación del primer Centro de Morosología de España por parte de la Escuela de Administración de Empresas de Barcelona.