Berlusconi, pendiente del A. C. Milan
El barrio europeo de Bruselas, que acoge a las instituciones europeas, vivía ayer una calma fría y gris. El silencio era forzado. A las imponentes medidas de seguridad se unió una huelga total del transporte público. Ni siquiera la habitual efervescencia de Silvio Berlusconi, todavía convaleciente de su extraña gastroenteritis, contribuyó a animar el ambiente. El presidente de turno de la UE agasajó a sus homólogos con un invernal menú a base de arroz con espárragos, guisado de carne y tarta con uvas, pasas y manzanas. Berlusconi aprovechó también la primera jornada de la cumbre europea para poner plazo infranqueable al debate sobre la Constitución: él, como presidente, está disponible hasta mañana a las 11 de la mañana. A esa hora, en Tokio, su equipo, el Milan, disputa la copa Intercontinental al Boca Juniors. Ante cita tan trascendental, todo puede esperar.
El mayor reconocimiento al alcance de la Constitución que se negocia en Bruselas llegó ayer inesperadamente de las páginas del euroescéptico diario británico The Sun: 'La Constitución europea cambiará para siempre nuestro modelo gubernamental, judicial, militar y fiscal'. La sensacionalista cabecera de Murdoch distribuyó en la cumbre flamantes ejemplares de un aleccionador y detallado folleto desentrañando el abstruso texto de la futura Constitución. Mucho más claro, hay que reconocerlo, que el borrador elaborado durante 15 meses por Valéry Giscard d'Estaing y su Convención.