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Columna
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25 años monetarios

La celebración de los 25 años de la Constitución debería producir emociones intensas. En España hemos conseguido a pulso muchas cosas de la mano de la democracia. En esta celebración algunos estudios pasan revista a los logros económicos y sociales del periodo. Con este espíritu he mirado el discurso del gobernador del Banco de España (BE) de 1978 en la presentación del informe anual. Su lectura enseñará lo que eran preocupaciones monetarias importantes a los que ahora especulan sobre la conveniencia de dejar los tipos de interés en el 2% o de modificarlos en un 0,25%.

El 29 de junio de 1978, el gobernador José Ramón Álvarez Rendueles presentaba su discurso ante el Consejo General del BE. En él describe los graves problemas de la economía, con una grave recesión, tasas de paro y de inflación del 20% y un importante déficit exterior. El BE se había propuesto como objetivo bajar la inflación al 16% en 1978 desde el 26,4% del año anterior. La política monetaria había desarrollado en años precedentes un diseño en escalones, de instrumentos-objetivos, mecanicista, pero que proporcionaba un armazón operativo práctico. Su aplicación se hizo no sin problemas. Álvarez Rendueles señalaba en varias partes de su discurso las dificultades de control monetario que experimentaba el BE por diversos motivos, entre ellos las inyecciones de liquidez de los sectores exterior y público, y los ajustes bruscos de la banca. El discurso de entonces mostraba las posibilidades relativas de la política monetaria y la petición de solidaridad de todos los agentes económicos. Hay cosas que no cambian. Entonces se hablaba de que la exportación y la inversión productiva debían ser los factores básicos para el crecimiento. Y lo siguen siendo.

Actualmente las preocupaciones continúan siendo la inflación y el paro, y se reclama mayor inversión y exportaciones. Pero ahora la economía española muestra patrones de reacción más moderados, según destacó el actual gobernador su último discurso ante el Consejo General del BE, gracias a la apertura exterior y a la estabilidad macro interna. Por otro lado, la capacidad operativa del BE es menor, y se centra en realizar recomendaciones de política económica y en vigilar que las instituciones supervisadas no acumulen riesgos de inestabilidad financiera. Es evidente el cambio de la política monetaria.

Jean-Claude Trichet, el actual gobernador de gobernadores, tiene un objetivo amplio (aunque sólo sea en términos de superficie) y unos instrumentos más difusos. Mantener los tipos de interés en el 2% se considera adecuado en las actuales circunstancias para lograr la estabilidad de precios. Pero esa afirmación general esconde circunstancias muy diversas de los países, y la política monetaria no las considera. La violación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento por las dos principales economías europeas es prueba de que hace falta rediseñar la política económica a escala europea y buscar el consenso político. Ello, por supuesto, si Europa es el objetivo.

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