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Acuerdo en Cataluña

El lobby nacionalista catalán se queda fuera de juego en Madrid

Por primera vez en la última década, los varios centenares de enmiendas parciales presentadas por CiU a los Presupuestos Generales del Estado han chocado en el Congreso con el rechazo total del Gobierno. Ni una sola ha pasado el filtro del PP, como respuesta a la decisión adoptada por los nacionalistas catalanes antes de las elecciones autonómicas de tomar distancia de quien ha sido su socio en Cataluña y en Madrid durante los últimos siete años. Un ministro resume así la relación con CiU: 'Claramente ha sido un socio de conveniencia y nos interesa que lo pueda seguir siendo a partir de marzo. Pero cuando realmente hemos tenido que tratar algo importante con los nacionalistas catalanes no lo hemos hecho con el grupo parlamentario, sino a través de Miguel Roca'.

El influyente bufete del ex dirigente de CiU ha ganado puntos casi en la misma proporción que los ha ido perdiendo la interlocución con el portavoz de la coalición en Madrid, Xavier Trias.

Eso no quita que no haya buena sintonía entre algunos representantes de CiU y el Ejecutivo central. Es el caso, por ejemplo, de su portavoz económico, Josep Sánchez Llibre, y del vicepresidente Rodrigo Rato. No obstante, aseguran fuentes nacionalistas, se trata de puentes que no dan más de sí, salvo que la evolución de la fórmula de Gobierno que se abre paso en Cataluña con el pacto PSC-ERC-IC invite a una futura colaboración de CiU con el Gabinete que salga de las urnas en marzo, en el supuesto de que lo haga sin mayoría absoluta.

De momento, los despachos de Rato y del titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, se encuentran más cerrados que nunca a los responsables de CiU, casi en la misma medida en que se han abierto para Coalición Canaria.

CiU, admite uno de sus dirigentes, 'se encuentra en fuera de juego en Madrid'. Y con ello también han perdido pie los lobbies a los que ha defendido tradicionalmente en el Congreso. 'Podemos estar asistiendo al cierre de la gestoría', reconoce con ironía un diputado del PP que recuerda la forzada luna de miel vivida con los nacionalistas en la anterior legislatura.

Suelen decir en el Gobierno que las enmiendas que presenta CiU a los distintos proyectos de ley tienen siempre nombres y apellidos. Es una particularidad que los nacionalistas también achacan en ocasiones al PP, sobre todo cuando se debate la Ley de Acompañamiento a los Presupuestos, un auténtico cajón de sastre en el que, apenas sin debate parlamentario, se modifican de golpe hasta medio centenar de normas.

En esta ocasión, CiU acaba de defender sin éxito en el Congreso iniciativas que benefician a sectores económicos como el vitivinícola, el asegurador, el de la construcción, el financiero, el eléctrico, el de grandes explotaciones agrícolas, el textil y hasta el de chatarra. Sin embargo, ninguna de estas enmiendas ha sido admitida por el Ejecutivo debido al ocaso del lobby de CiU en Madrid.

Entre la radicalización y el apego al PP

Las filas de CiU en Madrid en la próxima legislatura estarán dirigidas por el dirigente de Unió Democrática Josep Antoni Duran i Lleida, probablemente en unas condiciones mucho más complicadas que las que ha sufrido Xavier Trias desde el año 2000.A la vista de cómo evolucione el acuerdo que negocian en Cataluña el PSC, ERC e Iniciativa, CiU tendrá que optar entre radicalizarse, opción que respaldan no pocos de sus dirigentes, o estrechar sus lazos con el PP, muy probablemente a través de su integración en el Gobierno central. Este último es un escenario que baraja el entorno del candidato del PP, Mariano Rajoy, en el supuesto de que no obtenga en marzo la mayoría absoluta.

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