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Ibex 35

La reunión de la Reserva Federal condiciona el cierre de año

Los bolsistas se han marchado de fin de semana largo -los que han podido- con la tranquilidad de saber que a la vuelta habrá referencias que seguir. Algo de lo que últimamente andaban escasos los mercados. No porque se hayan dejado de publicar cifras, sino porque los mercados consideran que éstas no son suficientemente esclarecedoras. Menos mal que el martes Alan Greenspan va a comparecer tras la reunión del comité de mercado abierto.

Resulta paradójico que, conociendo el historial reciente de Alan Greenspan, alguien espere que le aclare las ideas. æscaron;ltimamente el presidente de la Fed se ha dedicado precisamente a lo contrario. En ocasiones ha dado la impresión de recrearse en su ambigüedad. ¿Por qué esta vez habría de ser distinta?

Ahora tiene que retratarse. No es la decisión de política monetaria lo que espera el mercado, pues nadie cree que moverá los tipos. Pero el sesgo sobre tipos de interés, esto es, el mensaje de Greenspan sobre decisiones futuras puede cambiar. Y éste es un mensaje claro. Si añade la coletilla de que los tipos de interés permanecerán bajos durante 'un considerable periodo de tiempo', significa que las cosas se quedan como están. Es decir, predicando que la economía va bien, pero regalando el dinero. Si elimina la coletilla, quiere decir que está listo para subir los tipos de interés. Lo que es malo para el mercado en teoría, pero que en realidad puede ser la señal de recuperación que esperan los inversores.

Con el final de año y las Navidades encima, el mensaje de la Reserva Federal del martes es, probablemente, la referencia más importante en lo que resta de ejercicio. Una referencia subjetiva, pues cualquiera que sea la decisión de la Fed se puede interpretar en clave alcista o en clave bajista. Este hecho, junto con la ausencia de correcciones relevantes en la Bolsa desde principios de septiembre, hace que algunos analistas señalen la existencia de un cierto riesgo bajista en el corto plazo. Pero los datos económicos no invitan a bajarse del tren.

Convivir con el dólar débil

A medida que el euro gana posiciones frente al dólar los mercados pierden el miedo a la fortaleza de la divisa europea. Al fin y al cabo, la mayor parte de los analistas pronosticaba un dólar a 1,20 euros y los economistas coinciden en señalar que es lo que necesita Estados Unidos para corregir su desequilibrio.De este modo, los mercados han asumido por fin que el mundo no se acaba al romperse el paradigma de dólar fuerte que marcó la etapa de la burbuja financiera de la segunda mitad de los noventa. Es un buen paso para los mercados, aunque la prueba del nueve no es el euro, sino el yen. Los flujos de capital de Asia a Estados Unidos son capaces de desequilibrar los tipos de cambio con mucha más virulencia que los que llegan de Europa.En este sentido, los mercados no deberían descartar una nueva tormenta monetaria, aunque ésta procederá de Extremo Oriente, no de Europa.

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