Ryanair pone en un brete a De Palacio
Michael O'Leary, el ingenioso irlandés que transformó una pequeña compañía en la aerolínea más rentable del continente, no se rinde ni ante tribunales ni autoridades. Acostumbrado a asumir el papel de David frente a los antiguos monopolios, el patrón de Ryanair se enfrenta ahora al Goliat de la justicia nacional y comunitaria. Y tampoco se para ante el populismo. La próxima semana premiará con 1.000 billetes gratuitos a los fieles que acudan en su apoyo al Tribunal de Nancy (Francia), donde los jueces revisan la sentencia que llevó a Ryanair a suspender sus vuelos desde Estrasburgo. En sus conflictos con Bruselas, O'Leary parece dispuesto igualmente a pulsar la fibra patriótica de Loyola de Palacio, una de las más sensibles de la comisaria europea de Transporte. La compañía irlandesa redobla su presencia en España justo cuando la Comisión Europea ultima su veredicto sobre las presuntas ayudas de Estado que percibe Ryanair en el aeropuerto de Charleroi (al sur de Bruselas). La aerolínea, que ridiculiza a sus rivales con tarifas minimalistas, ha decidido enlazar ese aeropuerto con el de Valladolid, y el de Girona se convertirá, imponiéndose a candidaturas como París o Hamburgo, en la base continental de la empresa. La decisión supondrá una inversión de 190 millones de euros en la ciudad catalana y la creación de más de mil empleos. Ryanair conseguirá, al menos, que la decisión de la comisaria no pase inadvertida entre sus compatriotas.