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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La guerra de las hipotecas

El presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, puso ayer el dedo en la llaga. La desenfrenada lucha emprendida entre bancos y cajas en los últimos meses por ganar cuota de mercado en hipotecas puede pasar factura a algunas entidades financieras en un futuro. Sus cuentas de resultados se resentirán en dos o tres años.

Sin alarmar, pero también sin ocultar los peligros, Quintás dibujó ayer un panorama menos halagüeño de lo que se está acostumbrado a oír en boca del sector financiero. Y aunque partió de presentar una situación actual tranquila, no olvidó avisar, incluso a sus representadas, las cajas de ahorros, que 'más allá de la realidad actual, hay que escuchar el eco de los hechos que se avecinan'. Lo cierto es que la banca no se cansa de declarar que 'no existe burbuja inmobiliaria'. Y apela a la creciente demanda hipotecaria. Pero ya suenan, aunque aún tímidamente y sin demasiado ruido, algunas voces de alarma. Los actuales precios de las viviendas son difícilmente justificables en el tiempo y se espera, según algunos expertos, 'una corrección en los precios'. Además, la construcción se ralentizará y todo indica que los tipos están abocados a subir.

¿Qué pasará entonces? ¿Las familias podrán asumir una subida de su endeudamiento? ¿Todas las entidades podrán hacer frente de igual forma a un repunte de la morosidad? Si nos remitimos a las tesis de Quintás, algunas entidades 'acortan la parte de diferencia entre precio y tipos de interés contra lo que sería cualquier lógica de buen gobierno'. Este comportamiento, además, 'no es estrictamente óptimo' para gestionar los riesgos y 'deja un telón de fondo poco satisfactorio para los que creemos en el rigor y la previsión'.

Aunque la morosidad está bajo mínimos, lo mismo que los tipos de interés, la demanda hipotecaria sigue, y la construcción mantiene tasas de crecimiento espectaculares. Es un error no escuchar las voces críticas. Las situaciones boyantes no duran eternamente. Y la prudencia debe ser el catecismo de la banca.

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