La OMC advierte que el comercio mundial peligra si se mantiene la confrontación
Necesitamos mantener la paz. Debemos tratar de contenernos porque puede haber una escalada y podría haber otros países envueltos'. Con estas palabras el director general de la OMC, Supachai Panitchpakdi, alertaba ayer de los efectos que puede tener una escalada de represalias en el comercio mundial. Noruega y Japón se sumaron ayer a la UE para amenazar con represalias a EE UU por el mantenimiento de las tarifas a la importación del acero, que el pasado 10 de noviembre la propia OMC sentenció como ilegales.
El día anterior China amenazaba a Washington con aumentar tarifas a sus productos. Era la respuesta a la decisión de Washington de limitar las importaciones de sus textiles.
Los problemas de la Administración Bush con China vienen de lejos por el creciente déficit comercial que se está generando (en septiembre llegó al récord de 12.700 millones de dólares) y porque existe la percepción de que EE UU pierde empleo en la industria que se deriva al gigante asiático. Esto ha disparado las alarmas políticas, como en el caso del acero, cuando queda un año para las elecciones presidenciales. En Smith Barney, el analista Tobias Levkovich aseguraba que el conflicto con China es 'obsesivo'. 'Sobre todo es emocional. Allí también se están perdiendo puestos de trabajo'. Levkovich asegura que es la robotización y la productividad las que cambian a la industria.
A pocas semanas de que el primer ministro chino, Wen Jibao, visite EE UU, las relaciones de este país con China, a quien se acusa, entre otras cosas, de mantener artificialmente baja su divisa, se habían atemperado una vez que este país había cerrado un gran contrato de compras con Boeing y permitido la importación de coches de GM y Ford. Ahora se vuelve a la dureza.
Lamy vuelve a amenazar
Según Supachai, una respuesta conciliatoria y una negociación 'puede sentar un buen precedente, pero si entramos en el contexto de la represalia las cosas pueden irse de las manos'. En este sentido el director general de la OMC dijo apoyar las conversaciones que el primer ministro británico, Tony Blair, ha mantenido con George Bush en su visita al Reino Unido pero de las que no ha salido ningún compromiso en relación a los aranceles del acero. El comisario de comercio de la UE, Pascal Lamy, dijo ayer que las represalias serán la última medida a tomar contra EE UU pero que se tomarán si es necesario.
Supachai ha advertido además a China que su postura es difícil de defender, porque esta vez EE UU se ha adherido a la letra del acuerdo de integración de este país en la OMC, que provee que los miembros de esta organización pueden poner restricciones unilateralmente a China si las importaciones distorsionan los mercados o atacan la industria interior.
La posible ola de proteccionismo y las represalias mutuas en el campo de comercio mundial, que mueve 8.000 billones de dólares al año, preocupa también al FMI y Banco Mundial. El director general del Fondo y el presidente del BM, Horst Köhler y James Wolfensohn, respectivamente, enviaron una carta a los líderes mundiales pidiéndoles que redoblen sus esfuerzos para buscar un avance en la agenda de Doha.
Anne Krueger, vicedirectora del FMI, advirtió el jueves que los Gobiernos no deben ceder a la presión de los lobbies a la hora de conducir las negociaciones internacionales de comercio. Krueger señaló que el mundo no puede permitirse una ola de proteccionismo, ya que el libre comercio es fundamental para el crecimiento económico, algo que también el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, recordó ayer.
Entre tanto, la OMC prepara para el 15 de diciembre la próxima ronda de negociaciones y las disputas comerciales crean incertidumbre en los mercados y en la divisa estadounidense.
Deshojando la margarita del acero
Antes del 10 de diciembre, George Bush podría decidir qué hará con las tarifas a la importación al acero que impuso en marzo de 2002 y que levantaron la polvareda que ha generado los actuales lodos.Con las represalias pendientes para diciembre, el presidente ha dicho que está 'revisando si la industria del acero se ha reestructurado' para tomar la decisión en un tiempo razonable. En principio, las llamadas salvaguardias iban a estar en vigor hasta 2005. Bush verá que se ha acabado la hemorragia de bancarrotas, unas 43 desde 1997, y muchas siderúrgicas han salido de las suspensiones de pagos. No obstante, estas empresas reclaman mas tiempo. En la Casa Blanca hasta su poderoso asesor político, Karl Rove, cree que es momento de acabar con las tarifas. En Comercio se trabaja con un plan B que reforzaría las sanciones antidumping en el caso del acero si Bush da carpetazo.