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Congreso

Schröder logra un ajustado apoyo de su partido para seguir con las reformas

El canciller alemán, Gerhard Schröder, logró ayer un exiguo y resignado apoyo de su partido para continuar con el proceso de reformas económicas.

Pese a este ajustado respaldo de los militantes del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Schröder aseguró ayer en la clausura del congreso de dicho partido que 'quien haga un balance justo debe reconocer que ha quedado de manifiesto que los socialdemócratas seguimos teniendo valores comunes'.

Es más, se mostró convencido de que su partido lo 'ha entendido y lo apoya' e insistió en que 'hay que tener claro que estamos al comienzo y no al final de un proceso de reformas difícil'.

Así tras tres días de congreso del SPD, Schröder ha conseguido el respaldo que tanto necesita su plan de reformas, pero se trata de un apoyo más resignado que convencido.

Además, el debate programático que en principio debía haberse producido en este congreso quedó aplazado una vez más.

En contra de lo que se había esperado, los delegados no se enzarzaron en encendidas discusiones sobre el rumbo de las reformas y del partido, sino que se limitaron a canalizar su protesta a través del voto de castigo.

El principal varapalo fue para el secretario general, Olaf Scholz, que sirvió de chivo expiatorio para las reformas de Schröder y obtuvo sólo el 52,5% de los votos.

El segundo castigo fue para el 'ultramodernizador' del partido, el ministro de Economía y Trabajo, Wolfgang Clement, que logró sólo un 56,7%, entre otras cosas, porque se había pronunciado abiertamente en contra de la propuesta de la propia cúpula de castigar a las empresas que no ofrecen puestos de formación profesional.

La reacción de Schröder a estos castigos fue más emocional de lo que habían sido todas sus intervenciones durante el congreso, ya que acusó a los delegados de haber incurrido en una 'insensatez colectiva'.

Algunos periodistas aseguran haber escuchado que incluso prometió que se las 'pagarán' aquellos a quienes él considera responsables de la rebelión contra Scholz, la agrupación de Baja Sajonia, de la que el propio Schröder procede.

De esta forma, el congreso del SPD termina con la sensación de no haber mejorado su imagen ni interna ni públicamente. En las últimas semanas la popularidad del Partido Socialdemócrata Alemán había tocado fondo, incluso entre los propios afiliados, que huyeron masivamente.

En lo que va de año se han registrado 30.000 deserciones, en su mayoría motivadas por los recortes de prestaciones sociales recogidos en el plan de reformas de Schröder.

Más impuestos a las grandes herencias

Una de las golosinas que el canciller alemán, Gerhard Schröder, incluyó en la moción aprobada en el congreso del SPD estaba dirigida al sector más tradicionalista del partido y consistió en el aumento del impuesto de sucesiones para las grandes herencias. Por el contrario, rechazó la inclusión de un impuesto a las grandes fortunas, como también pedía la izquierda del partido. En 2002, el impuesto de sucesiones aportó unos 3.000 millones de euros a las arcas del Estado alemán. Según la Federación Alemana de Sindicatos, un aumento de los impuestos de sucesiones podría proporcionar hasta 7.500 millones de euros por año a Alemania.

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