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Cinco Sentidos

Comer a orillas del Duero

El río Duero, Douro en portugués, y sus antiguas bodegas son las principales señas de identidad de la ciudad de Oporto, la puerta del norte de Portugal. Y constituyen también su principal atractivo y más cuando se opta por acudir a alguno de los numerosos restaurantes ubicados en sus orillas. Pero comer en ellos no significa sólo disfrutar de una gastronomía netamente portuguesa que cuenta además con una variada gama de precios; puede ser quizá más valioso contemplar el espléndido panorama de una ciudad volcada hacia su río. Cerca del puente diseñado por el francés Eiffel se ubica Dom Tonho, cuyas paredes muestran fotos de los numerosos políticos de diversos países que han pasado por sus mesas. Y este restaurante, en el que el precio medio por persona ronda los 40 euros, ofrece desde deliciosos pescados a la sal, pasando por mariscos a los platos de carne típicos de la cocina de la ciudad. Otros alicientes para visitar Dom Tonho, propiedad del cantante Rui Veloso, son sus postres de chocolate y su amplia bodega.

Al otro lado del río se encuentra Taberna de Bebosos, local fundado en el siglo XIX que rememora en su decoración parte de su origen: un local frecuentado por marineros, en donde todavía no se han perdido los aires de taberna de puerto. Respecto a la comida, además de pescado, sigue especializado en guisos más contundentes, como el de carne con ciruelas.

Otro deleite típico que ofrece Oporto consiste en visitar sus bodegas, opción que los expertos recomiendan realizar poco antes del mediodía, dados sus posibles efectos. Fundadas en el siglo XVIII y también bordeadas por el Duero en Vila Nova de Gaia, en ellas se puede degustar todas las variedades de sus vinos mientras que el visitante se ilustra sobre su centenario comercio y las intrincadas relaciones de la región y ese producto con Inglaterra. Sin abandonar la ribera del río, se pueden elegir restaurantes más populares y baratos, con mesas en el exterior que permiten al mismo tiempo ser espectador de la vida de una bulliciosa ciudad atlántica. En estos casos, el bacalao, el pollo y el arroz son los platos más demandados, con puntos tan exquisitos como lejanos a la nouvelle cuisine, que también se ha instalado en lugares más sofisticados de Oporto.

Pero volviendo a una opción más enfocada a turistas, y especialmente si se piensa tanto en el menú como en un entorno atractivo, el restaurante del hotel Carlton forma parte de esa lista. El edificio en donde se ubica, que se inició en el siglo XVII, forma parte de un conjunto declarado como patrimonio mundial por la Unesco. Y las especialidades del restaurante están enfocadas hacia la categórica cocina de la región, que a menudo sufrió penurias por guerras pasadas.

Las bodegas ofrecen, además de la degustación de su famoso vino, el perfil de un comercio que configuró la ciudad

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