Guía para la boda real
Cuando el príncipe Felipe llegue a la Catedral de la Almudena del brazo de su madre, la reina Sofía, y después de la tradicional espera lo haga su prometida, Letizia Ortiz, en la nave de la iglesia todo estará como debe estar. Nada será improvisado ni casual. Todo será resultado de las más estrictas normas de protocolo ceremonial. El atrezo ha de ser perfecto para no restar brillo a la ceremonia y cada gesto vendrá cargado de significado.
La relevancia y solemnidad del acto obliga también a los invitados a no dejar nada al azar ni dejar volar la imaginación en exceso. Hay todo un mundo de normas de obligado cumplimiento en las actitudes y en la indumentaria que debería cuidar con esmero si cree que será uno de los 1.500 o 2.000 invitados que pueden asistir a la boda del heredero, en la que, sin duda, habrá una nutrida representación del mundo empresarial y financiero.
Los invitados deben saber que sería bueno estar entre 30 y 40 minutos en el templo antes de la ceremonia. Antes de que entren los contrayentes, todos los invitados deberán ocupar su sitio.
Los mejores regalos que se pueden hacer a los contrayentes son obras de arte. Absténgase de poner el logotipo de la empresa en el regalo. Y evite enviarlo antes de haber sido invitado formalmente, aunque tampoco demasiado tarde. Unos 15 días después de recibir la invitación sería un plazo prudente.
Es esencial cuidar la indumentaria. Los expertos en protocolo empiezan a tener sus agendas llenas y algunas mujeres deshojan ya la margarita sobre qué modisto diseñará el traje que lucirá ese día. En las señoras la etiqueta la marca más la moda, dicen los expertos; en los caballeros hay menos lugar para las variaciones.
'Las señoras de corto y los caballeros de chaqué'. Esa será, probablemente, la leyenda que incluyan las tarjetas de invitación al evento. En el entendido, claro está, de que la ceremonia se celebre por la mañana. La cosa cambia si la boda es por la tarde y la Casa Real opta por una recepción oficial por la noche, en vez del almuerzo en el Palacio Real. Es una posibilidad que no descartan algunos expertos, aunque rompería con la tradición de las dos bodas anteriores de la familia.
Desde que se casó el abuelo del Rey, Alfonso XIII, en mayo de 1906, no ha habido otro monarca o heredero que haya contraído matrimonio en España. La Casa del Rey cuenta, por tanto, con escasos precedentes. Los más cercanos son las bodas de las infantas, pero hay que tener en cuenta que las hermanas del Príncipe, Elena y Cristina, se casaron en marzo y octubre, respectivamente, meses en los que la temperatura nada tiene que ver con los rigores del junio madrileño.
En cualquier caso, los señores han de preparar el chaqué. La prenda deriva de la jaquette francesa que se implantó a mediados del siglo pasado y, a juicio de los expertos en protocolo consultados, es la más adecuada. En España es habitual que sea de color negro, pero no debería de sorprender que haya quien opte por un tono grisáceo. El príncipe Carlos de Inglaterra lo utiliza habitualmente. El chaqué combina con un pantalón llamado de corte, en género rayado con listas más o menos acentuadas a base de colores negro y gris.
Las únicas permisividades se reservan a la corbata, que puede llevar algún dibujo discreto, aunque son preferibles los tonos grises. Si quiere ganar en elegancia, 'lo más adecuado es sustituir la corbata por un plastrón', señala José Carlos Sanjuán Monforte, socio director de Monforte y Asociados, empresa especializada en protocolo y eventos de alto nivel. El plastrón es una especie de pañuelo que va con camisa de cuello vuelto y sujeto con algún detalle como una perla. Ante la duda, haga de la discreción su norma.
Si la boda es por la mañana, ellas deberán ir de corto y ellos, de chaqué
Las señoras ¿Mantilla o pamela?
El color en la ceremonia lo ponen, sin duda, las señoras, para quienes las reglas de vestuario suelen ser menos estrictas. A una boda que se celebre por la mañana jamás hay que ir de largo, aseguran los expertos, a menos que en la invitación se indique lo contrario. Así que los vestidos, por debajo de la rodilla o encima del tobillo, según las preferencias del modisto.'El traje de chaqueta es poca cosa para un acontecimiento así', señala San Juan Monforte, que aconseja a las damas hacer uso de lo autóctono y atreverse con la mantilla, la prenda de cabeza tradicional española. 'Temo que no será así y la mayoría llevará pamela', señala. En todo caso, no es necesario desprenderse de ella durante el almuerzo. Como en todas las bodas, no se le ocurra ir de blanco. Es mejor que evite tirantes y sandalias y lleve medias.En cuanto a los caballeros, más vale evitar estridencias. El chaqué no admite condecoraciones ni pasadores, aunque se puede llevar una miniatura discreta en el ojal. Cabe llevar un pañuelo en el bolsillo, pero nunca a juego con la corbata, sino que contraste y sobresalga lo menos posible.