'Los clásicos abogaban por la tolerancia'
Ariel Goldenberg dirige desde el verano de 2000 el Teatro Nacional Chaillot de París, uno de los más prestigiosos de Francia, y desde hace algo más el Festival de Otoño de Madrid. Fue Alicia Moreno, ex consejera de Las Artes de la Comunidad de Madrid, quien le pidió que la reemplazara por tres años.
Lleva cuatro como director artístico y hoy, como entonces, Ariel Goldenberg intenta aportar respuestas y pistas en nombre de la tolerancia y la comprensión. Orients (Orientes), el espectáculo musical interpretado por Sapho y la Orquesta Nazaret que inauguró la XX edición del festival el pasado 20 de octubre, es quizá el más emblemático en cuanto a la convivencia de ideas, aunque 'los clásicos ya abogaban por la comprensión', destaca Ariel Goldenberg.
Hasta el próximo 23 de noviembre, el Festival de Otoño dará cabida en toda la Comunidad de Madrid a 54 espectáculos (47 de ellos, estrenos) de música, teatro, teatro musical y danza. Entre los autores representados se encuentran Alberti, Lorca, Moliére, Pushkin, Shakespeare, Tolstoi, Hanif Kureishi o Julio Salvatierra. Entre los artistas y compañías figuran Ricardo Bartis y la compañía Sportivo Teatral, Robert Lepage y la Trilogía de los Dragones, Javier Daulte, DV8 Physical Theatre o el Teatre Lliure, Helena Pimenta con Ur Teatro y José Sacristán con Mercedes Sampietro, entre los españoles.
Ariel Goldenberg se muestra satisfecho con la programación. Si acaso, añora la presencia de algún espectáculo de danza concreto, limitado siempre por la falta de escenarios grandes. 'Sólo podemos disponer del Teatro Madrid y dos semanas al año la Zarzuela', explica. Madrid no ha renovado su infraestructura teatral y eso limita y condiciona las programaciones. Por eso, el director tiene puestas sus esperanzas en la construcción del Teatro del Canal. A falta de grandes escenarios, Ariel Goldenberg aboga por una mejor coordinación entre las Administraciones públicas para disponer de más espacios.
En cambio, considera un lujo poder contar en los escenarios madrileños con La Comédie-Française, con el Thalia Theater de Hamburgo, 'es uno de los espectáculos más especiales de Alemania', así como la programación de músicas del mundo (comienza el 11 de noviembre en Galapagar con Djivan Gasparyan), que califica de muy estimulante para Madrid. El director artístico del Festival de Otoño lamenta la ausencia de Mijail Baryshnikov, a quien una intervención quirúrgica le ha impedido venir a España. 'Con él, la programación hubiera sido más lujosa si cabe', asegura.
Un festival que refleja la voluntad de la dirección de mejorar la vida de las personas y que para ser perfecto Ariel Goldenberg lo convertiría en un organismo autónomo, separado de la Administración, porque 'sería más fácil para gestionar y garantizar su continuidad'.
La Comédie-Française y el mito de Don Juan
El Dom Juan de Molière es diferente al de Tirso de Molina, creador del personaje. La historia llegó a Francia a través de Italia, lo que explica que la acción transcurra en Sicilia y que el autor francés escribiera com eme su versión de este mito. Cuando Molière terminó la obra, en 1665, se encontraba en una situación difícil respecto al poder y la Iglesia, con El Tartufo prohibido. En Dom Juan, de nuevo, el autor ataca lo que considera los vicios de la sociedad, combatiendo los viejos valores feudales y la hipocresía de los devotos y defendiendo las leyes de la Naturaleza.La obra, que desde hoy y hasta el 8 de noviembre se representa en el Teatro de La Zarzuela (Jovellanos, 4), llega en francés con sobretítulos en español de la mano de La Comédie-Française -el actor catalán José María Flotats la interpretó en 1982 mientras fue pensionnaire de la compañía teatral fundada en 1680-.Dom Juan pertenece a la categoría de obra maestra inagotable. Desaparecida de cartel en 1665 a pesar de su éxito de público, autocensurada desde la segunda representación, censurada, oscurecida por la visión en verso debida a Thomas Corneille, vuelta a escena en 1841 y revelada en toda su dimensión por Louis Jouvet en 1947, es de una audacia de pensamiento que pone en escena muchas más cosas que la simple crónica de las fechorías de un seductor impenitente o que la enésima versión de un mito que circula por toda la Europa teatral.