Las elecciones de marzo tensan el duelo entre Putin y la oligarquía rusa
Voloshin era conocido por su apoyo a las grandes empresas y sus relaciones con los oligarcas rusos. Tras su dimisión, que ayer confirmaron los medios de comunicación rusos citando fuentes del Kremlin, sólo queda el primer ministro, Mijail Kasyanov, de la facción en el Gobierno que apoya a los oligarcas, heredada del tiempo en que Boris Yeltsin era presidente. La dimisión es un capítulo más de la crisis abierta el pasado fin de semana con la detención del presidente de la petrolera Yukos, Mijail Jodorkovsky.
La dimisión de Voloshin 'subraya la seriedad de la crisis política que resulta de la decisión de Putin de tratar el problema de Jodorkovsky con métodos del KGB', señaló el United Financial Group en una nota en referencia a la detención del magnate.
Los inversores y analistas políticos han coincidido al interpretar que Putin trata de parar el poder político y económico de los oligarcas en Rusia. En cuanto a lo primero, el caso de Jodorkovsky se suma al de los oligarcas Vladimir Gusinsky y Boris Berezovsky, quienes intentaron entrar en escena política y viven ahora en el extranjero porque en Rusia están perseguidos.
Rusia celebra elecciones parlamentarias el 7 de diciembre y presidenciales a finales de marzo. Algunos analistas celebran que Putin aleje a los oligarcas. En opinión de ABN-Amro, 'quiere prevenir la vuelta a los viejos tiempos, de finales de los noventa, durante los cuales la gran empresa llevaba las riendas del Estado'. Por el contrario, otros creen que las consecuencias serán negativas, porque el presidente dará más poder a los antiguos agentes del KGB.