Adiós a las grandes comilonas
Menos y mejor. Calidad frente a cantidad. Así resume un estudio elaborado por la firma de gastronomía Semon los nuevos hábitos de las comidas de trabajo. Se acabaron las opíparas comilonas de negocios, que se prolongaban, con la consabida copa de licor, hasta tarde. Ahora, la duración de una comida no sobrepasa los 120 minutos.
'Es una lástima, porque lo que se ha perdido es el amor por la tertulia. Eso que dicen de que lo bueno si breve dos veces bueno, no siempre es así. Todo es rápido, pero eso no significa que sea mejor', explica Carmen Guasch, propietaria del restaurante madrileño El Amparo.
Los almuerzos de trabajo se han convertido en una costumbre en España y ni el estómago ni el paladar, afirma el estudio de Semon, pueden permitirse comidas copiosas y pesadas. El menú suele estar compuesto por un primer plato 'muy ligero, a base de una ensalada, o de algo de picoteo, también muy suave, para compartir', afirma Erika Feldmann, responsable del restaurante Montana. Esta tendencia a compartir algún plato facilita, según los autores de la investigación, la conversación entre los comensales.
El cliente quiere saber lo que come y aprecia la calidad de la materia prima frente a la sofisticación. Eso sí, la mayoría coincide en pedir que los platos estén 'trabajados', esto quiere decir que las carnes estén ya deshuesadas y el pescado limpio de espinas. 'Se reclaman más platos de elaboración más clásica, y creo que cada vez se come bastante más sano. La dieta mediterránea ha ayudado mucho', matiza Guasch.
Para cerrar la comida se prefieren postres ligeros y refrescantes, como sorbetes, cremas o aquellos elaborados con fruta natural. En la mitad de los casos se suprime el postre y se pasa directamente al café, que siempre mantiene despejado, o a una copa digestiva de algún aguardiente de frutas. 'Ya no se suele tomar la habitual copa de coñac, ahora se prefiere un buen café a un postre. Y cada vez se piden menos botellas de vino enteras. Está muy de moda pedir el vino por copas', señala Feldmann. También se bebe bastante agua. Si tiene alguna comida de negocios con estadounidenses, recuerde que preferirán regar la comida con agua, ya que suelen asociar el vino con el ocio y nunca con el trabajo.
En cuanto al mejor día de la semana para organizar una comida de trabajo, el martes suele ser el preferido tanto por hombres como por mujeres.
Los ejecutivos abandonan el tabaco y los reservas
Pescado para mujeresLa carne y el pescado están igualados en cuanto a preferencias culinarias, aunque las mujeres prefieren claramente este último, siempre que sea fresco y de total confianza. 'La calidad de la materia prima es fundamental y es en lo primero que se fija un comensal', afirma Erika Feldmann, propietaria del restaurante Montana. También tienen mucho éxito los menús que se elaboran para ejecutivos. El abanico de opciones suele ser saludable.El puro se mantieneEl efecto de las campañas antitabaco ha llegado a los restaurantes. Según el informe sobre tendencias en las comidas de trabajo elaborado por Semon, cada vez se fuma menos tabaco durante los almuerzos de negocios. Y la nicotina de los cigarrillos se ha sustituido por el placer de fumar un buen puro. Aunque esta costumbre también puede llegar a perderse. Lo cuenta la responsable del restaurante El Amparo, Carmen Guasch: 'Se va con tanta prisa, que ya no se fuman ni puros'.El vino joven y tintoEl cambio de costumbres y el afán por comer sano y ligero ha hecho mella en los vinos de reserva. Hay una clara preferencia por los vinos jóvenes de calidad. Y se prefiere el tinto al blanco, aunque las mujeres prefieren este último. 'Forma parte de la leyenda que nosotras preferimos el blanco, pero es mucho más saludable el tanino que contiene el tinto, que sirve para prevenir problemas cardiovasculares', afirma Guasch.