Las cotizaciones a la Seguridad Social suponen el 9,8% del PIB
Entre 1998 y 2000 la buena marcha de la economía española disparó la creación de empleo y el número de cotizantes a la Seguridad Social creció en ese periodo por encima del 5% anual.
Pese a las demandas continuas de la patronal, el Gobierno no ha rebajado en ningún momento de este periodo los tipos de cotización de empresarios y trabajadores al sistema, por lo que el aumento del empleo se tradujo en un considerable incremento de los ingresos por cuotas. Esto, a su vez, ha provocado que la Seguridad Social registre en los últimos cuatro años superávit consecutivos que han rozado los 6.000 millones de euros.
En 1997 con el PP recién llegado al Gobierno y con la economía en la rampa de despegue, el producto interior bruto (PIB) ascendía a 494.140 millones de euros y los ingresos por cotizaciones a la Seguridad Social (sin contar las cuotas de desempleo y formación) suponían 48.048 millones de euros. Esto significa que el peso de las cuotas sobre el PIB era del 9,7%. Esta presión fiscal al trabajo fue elevándose a medida que se disparaba la creación de empleo hasta alcanzar el 10,1% en 2001.
Desde entonces, el peso de las cotizaciones comenzó de nuevo a reducirse, al tiempo que se frenaba el empleo, de tal forma que en el año 2002 las cuotas a la Seguridad Social representaban el 9,9% del PIB; en 2003 se estima que este porcentaje descienda al 9,8%, y en 2004, al 9,7%, idéntico nivel que en 1997. Esta caída del peso de las cotizaciones no ha mermado sustancialmente los excedentes de la Seguridad Social que se mantienen en el umbral de los 5.000 millones de euros.
Impuesto sobre sociedades
El Gobierno ha optado por ahorrar este superávit y destinarlo en su práctica totalidad al fondo de reserva de las pensiones. Algo que no entienden los empresarios que reclaman una y otra vez al Ejecutivo que rebaje las cotizaciones 'porque sobra mucho dinero'.
El miércoles pasado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destacó el aumento de la presión fiscal en España, que pasó del 32,2% en 2001 al 32,6% en 2002, a diferencia del resto de países desarrollados, donde disminuyó. Precisamente, este aumento de la presión fiscal se debió hasta el pasado año (fecha a la que se refiere el informe de la OCDE) al tirón de las cotizaciones sociales que, sin embargo, a partir de ese año han comenzado a reducir su peso.
El Ministerio de Hacienda aseguraba ayer que el alza de la presión impositiva en 2002 es atribuible en más de un 80% al aumento de la recaudación por el impuesto de sociedades. Pero, a su vez, este incremento obedeció a la afloración de plusvalías de las empresas por los incentivos fiscales con qué contaban.
La eterna promesa incumplida del Gobierno a CEOE
José María Aznar lo ha tenido muy claro. En siete años, el presidente del Ejecutivo no ha vacilado a la hora de negar a los empresarios su principal reivindicación histórica: que se acometiera una rebaja generalizada de cotizaciones sociales. Desde 1997 se ha tenido una política de rebajas selectivas de cuotas para el empleo fijo de determinados colectivos. Y esta política no va a cambiar en años sucesivos. Aznar no pudo ser más nítido en su intervención ante José María Cuevas en la última Asamblea General de CEOE.