Volvo renueva su buque insignia
Cuando vio la luz, el S80 supuso el inicio de una nueva era para Volvo, en la que abandonó las líneas cuadradas y pesadas de los modelos precedentes en favor de siluetas más armoniosas, curvas y fluidas. Dentro de esta filosofía aparecieron modelos como los S60 y V70, y en breve aterriza en los concesionarios españoles el S40, pero el S80 sigue siendo un automóvil actual, incluso ahora, que se sitúa a mitad de su vida comercial.
Tanto es así que los cambios estéticos introducidos para su oferta 2004 (con un incremento de precios cifrado en torno a un 3% queda entre 33.919 euros y 50.878 euros) afianzan las soluciones aplicadas desde el origen. De este modo, es nueva la parrilla, las molduras laterales en idéntico tono al resto de la carrocería, los retrovisores que van separados de las ventanillas, los paragolpes delantero y trasero, así como el faldón anterior y los antinieblas.
Dentro, y más allá de los asideros verticales de las puertas, o de los cercos cromados de la instrumentación tipo cronómetro -sólo en versiones con mecánica de seis cilindros-, no hay novedades de interés. Otro tanto sucede en la gama mecánica, si bien el propulsor de gasolina 2.4T incrementa cilindrada, hasta convertirse en un 2.5, también con turbo de bajo soplado y 210 caballos (CV) en vez de los anteriores 200.
Además, a nivel de chasis todos los S80 pueden contar desde fábrica con un sistema de suspensión neumático y control electrónico, adaptado a las solicitudes de este vehículo, con un coste de 1.500 euros más IVA.