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Cinco Sentidos

Atardecer apocalíptico en la Tate

Un gigantesco sol amarillo suavizado por una etérea niebla recibe al visitante de Tate Modern en Londres. El boquiabierto espectador queda sumergido en una misteriosa atmósfera, como de otra galaxia. La sala de turbinas de la antigua central eléctrica, hoy uno de los museos de arte contemporáneo más emblemáticos del mundo, acoge desde el pasado jueves una espectacular instalación del danés Olafur Eliasson titulada El proyecto del tiempo.

La sala de turbinas es un inmenso espacio con una altura de 155 metros, que Eliasson ha duplicado con la colocación en el techo de un espejo de textura acuática formado por 300 paneles en el que los visitantes ven sus propias figuras reflejadas.

La instalación ha transformado el espacio en una especie de templo de adoración al sol con ciertos tintes apocalípticos logrados con una dramática iluminación que recuerda a la brumosa Blade Runner, de Ridley Scott.

Olafur Eliasson se sirve de elementos de la naturaleza como luz, vapor, agua y fuego en sus trabajos. En El proyecto del tiempo el totémico disco solar ha sido construido con 200 lámparas de sodio instaladas tras una pantalla translúcida que producen una extraña luz ultraterrena.

El artista danés dijo durante la presentación de la exhibición que había intentado reflejar la obsesión humana por el clima. 'Hablar del tiempo nos da un sentido de comunidad y cuando no hay mucho qué decir es el tema más socorrido', bromeó.

También señaló que su obra habla de la vulnerabilidad del ser humano ante las inclemencias del tiempo y de los efectos negativos de la actividad industrial sobre el clima. Eliasson es el cuarto artista en exponer en la sala de turbinas, un espacio patrocinado por Unilever que antes ocuparon las obras de Louise Bourgeois, Juan Muñoz y Anish Kapoor.

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