'Francia ha perdido el rumbo y carece de proyecto'
Nicolas Baverez, historiador y economista, dibuja sin fatalismo el perfil de una Francia en declive, una constante cíclica desde la Revolución. Su última obra, La France qui tombe, es un crudo retrato con el que su autor espera despertar a la sociedad gala.
Francia necesita una 'terapia de choque' que le haga salir de su inmovilismo actual y active de nuevo a un país que tiene muchas posibilidades. Su futuro está, según Nicolas Baverez, en la creación de un proyecto nacional, como Alemania con la unificación, que oriente al país galo hacia la modernización.
Pregunta. La excepción francesa, según usted, ha sido el inmovilismo político, económico y social. ¿No se ha hecho nada?
'Hay un desfase entre la retórica de gran potencia y la situación de un país en rápido declive'
Respuesta. Francia se ha descolgado del tiempo y de los países vecinos. De Reino Unido, que tiene una población comparable, un crecimiento superior al 2%, unas finanzas públicas bien gestionadas y que ha restablecido el pleno empleo. También es cierto respecto a España, que presenta un crecimiento del 2,4%, que ha reducido el paro a la mitad y que desde hace tres años tiene equilibrio presupuestario. Sin embargo, en Francia tras la crisis de 1970 nos modernizamos muy mal.
Hoy no podemos decir que no ha habido reformas, pero éstas han sido parciales e incoherentes. Si tomamos el modelo económico y social, la última vez que se ajustó un poco fue en 1983, cuando el país rozó su salida del sistema monetario europeo. Entonces se decidió internacionalizar las empresas, lo mínimo para entrar en el gran mercado y en la moneda única. Pero a la inversa, el sector público se hizo sagrado, el número de funcionarios ha aumentado de 4 a 5,1 millones, dilatándose considerablemente. Por eso Francia está hoy en crecimiento cero y con un paro del 10% desde hace 25 años.
P. Las reformas de Raffarin, ¿van hoy por buen camino?
R. Hay que mirar hacia fuera para comprender. Si observamos Francia y Alemania, tienen los mismos resultados, 0% de crecimiento, 10% de paro, 4% de déficit público, del 62% al 63% del PIB de deuda. La diferencia es que Alemania paga su unificación y además Alemania ya se ha puesto en marcha. ¿Qué ha hecho Francia? Apenas un tercio de la reforma de las pensiones.
P. La población parece muy dividida respecto a la falta de eficacia de las 35 horas.
R. Es como el resto de problemas económicos y sociales de este país. Por ello yo apelo a una terapia de choque. Cuando hoy se explica que las 35 horas son el origen de todas las dificultades económicas y financieras de Francia, cuando se dice que las 35 horas explican el déficit presupuestario es completamente falso. Su peso sobre el Estado es de 9.500 millones de euros sobre más de 56.000 millones de déficit. Es falso decir que los franceses son vagos. Los franceses están en un sistema que les impide trabajar, que es muy diferente. El problema de las 35 horas es, como el resto de las reformas, que Francia ha renunciado a inscribirlas en un proyecto político y una ambición nacional. El Gobierno no tiene proyecto ni rumbo alguno y las reformas abortan, no se sabe por qué se hacen. España tiene un gran proyecto nacional, el de unirse al pelotón de las grandes democracias de los países desarrollados; Alemania tiene la ambición de su unificación; Inglaterra, ser el relevo en Europa de la superpotencia norteamericana. Nadie sabe cuál es la ambición de Francia. Por ello apareció el enfado de los franceses en las elecciones de abril de 2002 y por ello aparece la duda entre nuestros colegas europeos.
P. ¿Cómo recuperar el sentido?
R. Es necesaria una toma de conciencia de los ciudadanos, un proyecto político de modernización que madure en la sociedad y satisfaga las demandas de los ciudadanos. Espero que mi obra contribuya a ello. Es un libro objetivo que habla de los resultados reales de Francia respecto a sus vecinos. Además identifica los dos grandes problemas de esta sociedad: el desfase entre la retórica de gran potencia y la situación real de un país que está en rápido declive.
Críticas a las reglas del Pacto de Estabilidad
Tampoco la aplicación del Pacto de Estabilidad en la unión monetaria sale bien parada en la última obra de Baverez. El historiador considera que la política deflacionista del Banco Central Europeo y la política de un euro fuerte es un error. 'Es absolutamente necesaria una disciplina presupuestaria en la Unión, que debe ser una disciplina política. No se puede tratar a un país como Luxemburgo, que tiene 30 años de excedente y representa una fracción del PIB, como se trata a Alemania, que está unificándose. Es absurdo decir que no se puede tener en cuenta cuando vemos el impacto que tiene en este país'. Aunque está a favor de no aplicar los mismos criterios a todos los socios por igual, Baverez rechaza la forma en que el Ejecutivo galo critica el Pacto de Estabilidad. 'Esto no podemos cambiarlo comportándonos como Francia reprocha a Estados Unidos, primero con un unilateralismo chocante y segundo, no somos creíbles cuando tenemos los peores resultados de la Unión en términos de crecimiento, paro y financiación pública. Si Francia critica hoy las reglas es porque no es capaz de respetarlas'. Además, este economista recuerda que 'ni Europa, ni el crecimiento norteamericano reformarán la estructura política, económica o social de Francia'. Si no se hace nada, Francia seguirá asistiendo a la instalación del paro y al aumento de la miseria social, asegura.