El SCH impulsa una cátedra sobre buen gobierno
'El buen gobierno corporativo está de moda, pero no es una moda. Está aquí para quedarse'. Con esta intuición, el consejero delegado del SCH, Alfredo Sáenz, y el director del IESE, Jordi Canals, firmaron ayer un convenio por el que se crea la primera cátedra en España sobre buen gobierno corporativo.
Ambos insistieron en la importancia de la reputación corporativa como elemento clave de las nuevas estrategias empresariales y subrayaron la relevancia de dar a la materia 'un rigor académico'.
Canals aseguró que estas prácticas 'son todavía una asignatura pendiente en muchas empresas', a pesar de los avances conseguidos con la Comisión Aldama.
El objetivo de la cátedra, que nace con una aportación económica inicial por parte del SCH de un millón de euros, es ampliar el campo de investigación sobre una materia que se ha convertido en una pieza clave a la hora de mejorar la confianza de los inversores y generar valor para los accionistas.
El primer titular será José Manuel Campa Fernández, profesor y director de información de esta escuela de negocios. Entrará en funcionamiento en el curso 2003-2004 y se materializará en la organización de seminarios, congresos, conferencias y en distintas publicaciones e informes sobre casos concretos.
Las universidades de Harvard y Columbia, en donde José Manuel Campa ha sido profesor, son dos de los centros que cuentan con una cátedra similar. Aunque Campa tiene su residencia habitual en Madrid, muchas de las actividades se desarrollarán también en Barcelona, donde está la sede del IESE.
En la agenda de actuaciones, la más inmediata se refiere a la elaboración de un estudio sobre el impacto de la internacionalización de las empresas en sus prácticas de buen gobierno. Entre los proyectos de investigación sobre entidades concretas, la escuela de negocios tiene la intención de que el propio Santander sea el primer caso de estudio.
Sáenz se mostró ayer muy satisfecho por el proyecto, destacó la importancia en la forma de gobernarse internamente en la valoración de los mercados y defendió la 'ética' como algo que debe inscribirse en el código genético de las entidades.