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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La insoportable carrera de RTVE

La Comisión Europea ha exigido a España que modifique la garantía que el Estado presta a RTVE porque su valor supera los costes netos de la prestación del servicio público. Es una forma más de tirar de las bridas de RTVE para poner freno a su alocado endeudamiento (6.200 millones de euros este año, cuatro veces más que en 1996). Algo que aún no ha conseguido el Gobierno. El Ejecutivo, por medio de la SEPI, tiene 'planes de eficiencia y racionalidad' para enjugar esa sangría antes de que acabe 2004, pero aún no ha dicho cómo. Por lo pronto, la SEPI asegura que las tesis del comisario de Competencia 'van con el espíritu' de su Plan de Viabilidad, que contiene un fuerte recorte de costes. Bendita coincidencia.

El comisario de Competencia, Mario Monti, subraya que el Gobierno puede aumentar las ayudas directas a RTVE, lo que se reflejará en la balanza fiscal. Pero debe dejar de alentar con millonarios avales el recurso de RTVE a la emisión de deuda (unos 1.500 millones de euros previstos para este año), que empeora las cuentas con su correspondiente servidumbre. El Gobierno ha recurrido sistemáticamente a esa fórmula para que el inveterado vicio de RTVE de gastar por encima de sus ingresos y subvenciones no se reflejase en los Presupuestos. El déficit cero oculta esas triquiñuelas.

La intervención de Bruselas, no obstante, no obedece a criterios contables y fiscales, sino a la intención de evitar la ventaja desleal que esos avales proporcionan a RTVE frente a sus rivales privados. Pero de la decisión comunitaria se puede derivar el doble beneficio del saneamiento del ente y de sus cuentas con Hacienda.

De paso, Madrid y el resto de capitales comunitarias podrían abrir el debate sobre el supuesto servicio público de las grandes empresas estatales de radiodifusión. La Comisión asegura oficialmente que son garantía de pluralidad informativa y cultural en Europa. La realidad indica que, no pocas veces, se limitan a aprovechar la envergadura financiera que da el respaldo estatal para cerrar mercados y frenar iniciativas privadas.

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