Transparencia en juego
Muchas empresas españolas parecen haber adoptado la costumbre de envíar sus presentaciones a inversores a la CNMV casi en tiempo real. La medida, que merece ser aplaudida como un paso más en el camino de la deseable transparencia, tiene, sin embargo, un lado oscuro. Y es que muchas de esas presentaciones sólo son accesibles en lengua inglesa, y la CNMV asegura que no puede exigir que presenten su información en español. Es cierto que el idioma de los negocios se impone y hay compañías que, presionadas por su mercado internacional, no tienen más remedio que realizar sus presentaciones en inglés. Pero nada les impide traducirlas, aunque sea sólo como deferencia a sus muchos inversores españoles. El coste de esto para empresas como Repsol o Telefónica, por citar un par de ejemplos recientes de comunicaciones en inglés, son pecata minuta. La transparencia e igualdad entre todos los accionistas está en juego.