El IPC subió en septiembre por la presión del precio de los alimentos y el fin de las rebajas
La presión de los precios de los alimentos frescos y el fin de las rebajas de verano harán que el Índice de Precios de Consumo (IPC) de septiembre experimente un ligero incremento, a pesar de la eventual reducción de los precios energéticos, según los expertos.
Así, los analistas consultados por Reuters señalan que el dato de inflación de septiembre, que dará a conocer mañana el Instituto Nacional de Estadística (INE), subirá cuatro décimas hasta alcanzar una tasa interanual del 3,1% frente al 3% de agosto.
"Esperamos un aumento en la inflación española, tanto a nivel nacional como a nivel armonizado", señala Sandra Petcov, economista de Lehman Brothers en Londres. "Los impulsores son los precios de los alimentos; lo hemos visto en los datos franceses hoy y en los italianos", ha agregado. En este sentido, los economistas han atribuido la escalada de los precios de los alimentos frescos al efecto de la sequía en verano.
Otros economistas no descartaban que una rebaja de los precios energéticos pudiera cristalizar en una reducción del IPC. "Nosotros estamos contemplando una tasa interanual para septiembre del 2,9% (...) Después de las subidas continuadas de los últimos meses, los precios de la energía podrían volver a tasas negativas en septiembre", ha expresado David Martínez, economista de Analistas Financieros Internacionales. Martínez ha señalado que los precios energéticos en septiembre se beneficiarían del efecto estadístico derivado del desfavorable comportamiento de estos productos en el mismo mes de 2002.
Advertencias del Banco de España
Por otro lado, el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, ha advertido del persistente diferencial positivo de inflación y costes de España con relación a la media de los países de la zona del euro.
España es uno de los países del área del euro con una mayor tasa de inflación, sólo por detrás de Grecia e Irlanda. El diferencial de inflación armonizada entre España y la media de la eurozona alcanzaba los 100 puntos básicos en agosto. Algunos economistas sostenían que, aunque el mayor crecimiento de la economía española frente a los países del euro justificaba una parte de ese diferencial, también existían algunos focos estructurales de presión sobre los precios.