La distribución triplica los precios de los alimentos frescos
Los consumidores están pagando con creces los efectos de la ola de calor en la producción alimentaria. Varios subsectores han rozado el desabastecimiento y han visto aumentos de precios traducidos fuertemente al alza por la distribución.
Los agricultores sostienen que por primera vez un crecimiento del precio de los alimentos (como el que ha suscitado la llamada al orden desde Economía al Servicio de Defensa de la Competencia) ha revertido en su provecho y los han cobrado más caros.
Sin embargo, este aumento de los precios en origen viene motivado por la caída de las producciones, como consecuencia de las sequías, la ola de calor o las heladas. Por ello, la renta agraria no reflejará ese aparente incremento, ya que se han cosechado muchos menos kilos. El tomate, por ejemplo, uno de los objetos de la actual discordia, ha experimentado una extraña trayectoria: se atendió puntualmente la exportación, pero a los mercados exteriores la esquilmada cosecha llegó exhausta y de ahí los precios de 3,7 euros el kilo en algunos lineales, que sorprenden a consumidores y Administración. La caída de la oferta ha sido del 50% en Murcia y del 30% en Almería (según fuentes de COAG y Asaja), principales zonas productoras.
La merma de un 20% que experimentó la cosecha de judías verdes también disparó los precios de esta hortaliza, que ha liderado los crecimientos; los 0,80 céntimos de euro percibidos por los agricultores distan bastante de los exhibidos en las grandes superficies que eran, a 10 de octubre de 2003, de 3,90, 4,45 y 6 euros, según Asaja.
Pero más inaudito ha sido el caso del huevo: su precio en origen se ha disparado más del 50%, empujado por la ola de calor y la elevada mortandad de la cabaña holandesa. La respuesta de la distribución ha sido una subida del 4%, pero, al funcionar este subsector con contratos de hasta un año, queda recorrido para nuevas alzas.