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Seguridad social

Las cuotas suben más que el IPC para financiar la desviación en pensiones

Los técnicos del presupuesto de la Seguridad Social han fijado un incremento de las bases máximas de cotización del sistema del 3%, con lo que dicha base pasará de los actuales 2.652 euros a 2.731,50 euros al mes, según las cuentas públicas para el próximo año.

De esta manera, el Ministerio de Trabajo ha vuelto a adoptar por tercer año consecutivo la decisión de incrementar las bases máximas de cotización un punto por encima de la inflación prevista, cuando estas bases -por las que cotizan los salarios más altos del sistema y generan las pensiones máximas- se han incrementado lo mismo que el IPC previsto durante más de una década.

De esta manera, Trabajo consigue unos ingresos adicionales (de las rentas más altas) que, en teoría, le deberían servir para, entre otras cosas, abonar la paga que está obligado a dar a los pensionistas en enero por la revalorización de sus prestaciones de acuerdo al desvío de la inflación definitiva sobre la prevista.

Sin embargo, en la práctica, esta política presupuestaria no se cumple debido al fuerte repunte del IPC. El aumento de ingresos que supone esta elevación de las bases máximas no es suficiente para financiar la desviación de la inflación. Prueba de ello es que desde 1999, mientras las pensiones máximas se revalorizaron con la inflación real, las bases máximas evolucionaron, en la práctica, por debajo de la inflación media.

Esta situación ha provocado un recorte del diferencial en la tasa de retorno (porcentaje de la base máxima que cobran las pensiones máximas). En el periodo 1995-1999 los perceptores de pensiones máximas cobraban el 86,2% de la base máxima de cotización y en la actualidad este porcentaje ha aumentado hasta el 89,3%, con el consiguiente aumento de la cuantía que perciben.

En principio cabía esperar que las bases máximas volvieran a crecer lo mismo que la inflación prevista una vez completado el proceso de destope de las bases máximas (que se produjo entre 1997 y 2002), debido al cual durante esos años las bases máximas de los grupos menos cualificados del sistema subían cada ejercicio el triple que los cuatro primeros grupos (los más cualificados). Sin embargo, esto no ha sido así.

En cualquier caso, si se analiza el diseño de esta política presupuestaria, cabe señalar que esta vía para obtener mayores ingresos en el sistema de Seguridad Social puede suponer a medio y largo plazo una trampa.

Aunque hoy en día estos ingresos adicionales sirvan para financiar parte del desvío del gasto producido por el repunte inflacionista, estas bases de cotización están generando a su vez pensiones mayores. Es más, cuanto más aumenten las bases máximas, mayor será la pensión que éstas generen.

Esto será beneficioso para los futuros pensionistas que hoy en día coticen por base máxima, pero no así para los que entonces sean cotizantes activos del sistema que deberán costear estas mayores pensiones con sus aportaciones.

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