La radiografía de la CNE
Uno de los objetivos primordiales de la liberalización de los mercados energéticos era el de obtener una mayor calidad en el suministro. Sea porque al desregular el mercado el Gobierno no puede imponer con calzador mayores inversiones a las empresas, o porque, realmente, no hay liberalización, lo cierto es que lo que era un punto esencial se ha vuelto papel mojado. Los espectaculares apagones de los últimos meses han puesto al descubierto las puntos débiles del sistema eléctrico español, que no está en la red de transporte gestionada por REE, sino en el frágil equilibrio entre la producción y la demanda y, sobre todo, de las deficiencias de las redes de distribución. Para establecer cuáles son las necesidades en este ámbito, el Gobierno ha encargado a la CNE un estudio radiográfico que determine las necesidades futuras 'municipio a municipio'. En función del resultado, se fijarán las tarifas de la distribución, de la que, a su vez, dependerán las futuras inversiones. En el tira y afloja con las eléctricas, que tienen ya sus cálculos, el Gobierno ha de primar la olvidada calidad del servicio.