'No vamos a privatizar el Prado, vamos a gestionarlo'
Cuentan que desde que llegó, hace ya más de un año, en el Museo Nacional del Prado se respira aire fresco y 'hasta se hablan idiomas'. Miguel Zugaza, nacido en Durango hace 39 años, licenciado en Geografía e Historia y aficionado a la pelota vasca, tiene entre manos modernizar y agilizar la gestión de la institución.
Pregunta Este verano, el Consejo de Ministros aprobó un nuevo modelo jurídico organizativo para el Museo Nacional del Prado. ¿Era necesario el cambio?
Respuesta Sí, lo demandaba el museo desde hacía tiempo. Desde 1985 funcionaba como organismo autónomo, pero el museo necesitaba y demandaba mecanismos de gestión mucho más ágiles. Conseguimos elevar un rango en el ámbito de la Administración pública. Vamos a hacer realidad la ampliación del museo y era lógico que el propio museo se hiciera cargo de la gestión.
'No me preocupa la rentabilidad económica del museo, sino la cultural'
P. ¿Esto qué significa?
R. Que el museo va a poder asumir la ampliación, a gestionar mucha más actividad y, sobre todo, nos permitirá mejorar los servicios que se ofrecen a los visitantes. Por ese motivo, tenía que contar con un instrumento de gestión mucho más ágil. Se trata de asumir mayor responsabilidad financiera, con el fin de no depender de cesiones de fuera. Esto no implica un cambio ideológico ni de la misión fundacional, que es garantizar y divulgar la colección.
P. Hay quien puede pensar que lo que encierra este cambio es un primer paso para la privatización.
R. Se ha generado un cierto temor porque esto signifique una tendencia privatizadora y mercantilizadora del museo, por eso quiero aclarar que seguirá ofreciendo un servicio público y mantendrá su entidad cultural. No vamos a privatizar el museo, sólo la gestión.
P. Lo que ahora ha conseguido es tener más manga ancha para dirigir a su antojo.
R. La gestión del director del Museo del Prado está sometida a examen público, lo único que ahora asume es mayor responsabilidad de gestión y financiera. La aportación pública es del 70% y queremos llegar al 50% del presupuesto con nuestros propios medios. Lo que significa pasar de 21 millones a 42 millones de euros de presupuesto. Este es un reto que puede dar sus frutos y que nos permitirá explorar nuestra capacidad de autofinanciación, hasta ahora nuestra asignatura pendiente.
P. ¿Será su principal aportación?
R. No sé si he aportado algo. Lo que sí he pretendido es normalizar la vida dentro del museo y, sobre todo, establecer un organigrama que antes no existía. Y ante todo procurar que el equipo entienda su responsabilidad en el conjunto de la organización. Todas estas iniciativas las reunimos en una visión global que llamamos el Nuevo Prado. Es importante a la hora de cohesionar el equipo dar prioridad a la comunicación, que se transmita una visión de conjunto.
P. ¿Está la plantilla a la altura del proyecto?
R. Por supuesto. Son excelentes profesionales que están aportando todo su conocimiento para llevar adelante este cambio. Esta transformación o se hace con el conjunto de la organización o es puro espejismo.
P. ¿Hace falta algo más que entender de arte para dirigir un museo?
R. Tienes que aunar el conocimiento de historia del arte con el de la gestión empresarial. Así ocurre con los grandes museos, como el Louvre o el Metropolitan. Al final a lo que dedicas más tiempo es a la gestión del día a día. Yo no me veo como un directivo al uso porque un museo no es como una empresa. Aquí importa más la rentabilidad cultural que la económica. El líder o director de un museo no se parece mucho a un directivo empresarial. Mi preocupación no es generar rentabilidad económica, sino generar ingresos para la autofinanciación o para establecer acuerdos con empresas. Los museos no competimos por un segmento de mercado como compiten las empresas.
Al frente del proyecto más ambicioso
El proyecto es tentador. Y Miguel Zugaza pretende aprovecharlo. De momento, ha conseguido un patrón a su medida. El Gobierno le regaló antes de irse de vacaciones un proyecto de Ley Reguladora del Museo Nacional del Prado, que recoge un nuevo modelo jurídico-administrativo sobre organización, funciones, nombramientos, personal, contrataciones, personal, bienes, ingresos y contabilidad.Recalca, incluso una vez que finaliza la entrevista, en el camino desde su despacho a la pinacoteca, que se trata de un cambio administrativo, pero que en ningún caso se va a modificar la esencia cultural del museo, que desde 1985 funcionaba como organismo autónomo. Ahora será una entidad de derecho público. Este cambio viene justificado por la ampliación del museo y por los objetivos fijados: conseguir que la autofinanciación llegue al 50% en 2006 (en estos momentos se acerca al 30%) o lo que se traduce en pasar de 7 millones a 21 millones de euros en ingresos propios. El reparto de las obras se hará de la siguiente manera: el edificio de Villanueva quedará para las colecciones históricas; el Casón del Buen Retiro, para el arte del siglo XIX, y la ampliación con exposiciones temporales será en el edificio del arquitecto Rafael Moneo, en el claustro de los Jerónimos. Tiene por delante conseguir elevar los 1,7 millones de visitantes del año pasado a 3,4 millones en 2009.