Todas las imágenes del Quijote
Calcografía Nacional y el Museo del Prado exhiben más de 200 imágenes que han ilustrado la novela de Cervantes, muchas de ellas inéditas en España
Cervantes jamás pensó en un Quijote ilustrado. La primera parte de la obra cumbre de la literatura mundial editada en 1605 apareció sin ninguna estampa que diera una pista de la imagen del ingenioso hidalgo. Aunque no hubo que esperar mucho. En la edición impresa en Lisboa ese mismo año por Jorge Rodríguez ya aparece la primera imagen del Quijote. Desde esa primera, hasta la última de 1898 se va desarrollando una iconografía del caballero andante y su fiel escudero que se ha materializado en una imagen inconfundible de ambos: don Quijote, 'de complexión recia, seco en carnes, enjuto de rostro', y Sancho, 'de barriga grande, el talle corto y las zancas largas'. La importancia de las ilustraciones en la difusión de la novela es tal que las imágenes se copian para ser reproducidas en otros objetos, como juegos de naipes o platos chinos; pero no sólo eso, las estampas dan a conocer el Quijote en todo el mundo mucho antes que la novela.
Las imágenes que han ilustrado las sucesivas ediciones del Quijote, desde esa primera de 1605 hasta finales del siglo XIX, se pueden ver desde el pasado miércoles hasta el próximo 7 de enero en dos muestras con sede en la Calcografía Nacional y el Museo del Prado. Imágenes del Quijote muestra 210 obras entre estampas, dibujos, pruebas de estado, láminas de cobre y pinturas, la mayoría de ellas conservadas en The Hispanic Society of America, la institución que fundó en Nueva York en 1904 el filántropo Archer Milton Huntington y coorganizador de la muestra. Las obras son el legado del inglés Henry Spencer Ashbee (1834-1900), quien durante las dos últimas décadas de su vida se dedicó a coleccionar ilustraciones del Quijote, como parte de su interés por la obra maestra de Cervantes. La exposición, patrocinada por Chrysler-Jeep Iberia, se complementa con préstamos de la Biblioteca del Cigarral de Toledo, Biblioteca Nacional, Real Academia Española y con las propias colecciones de las dos sedes expositivas. Muchas de ellas se muestran por primera vez al público.
Artistas como Jacques Lagniet, Jérôme David, Coypel, Hogarth, Antonio Carnicero, Goya, Luis Paret, Vanderbank, Gustave Doré, entre otros, contribuyeron a convertir en joyas bibliográficas las sucesivas ediciones de la novela universal de Cervantes. Desde la aparición de la primera parte de la novela en 1605 y la segunda en 1615, los editores no pararon de lanzar ediciones ilustradas y son pocas las obras literarias que han generado una actividad tan ininterrumpida e intensa en la historia del grabado.
Pocas obras literarias han generado una actividad tan ininterrumpida e intensa en la historia del grabado como el Quijote
Entre esas ediciones figura la española de Ibarra, de las más tardías -apareció en 1780-, pero que marcó un hito en la cultura ilustrada, recuerda José Manuel Matilla, jefe del departamento de dibujos y estampas del Museo del Prado y comisario de la exposición junto con Patrick Lenaghan (Hispanic Society of America) y Javier Blas (Calcografía Nacional). En ella participó Luis Paret y también Francisco de Goya, cuya estampa resultó finalmente descartada -puede admirarse en la exposición-. Tradicionalmente, se justificó que el dibujo no fuera incluido en la obra en el carácter del artista de Fuendetodos, pero José Manuel Matilla desvela que en realidad se descartó por la inadecuación de la estampa al texto.
La imagen del Quijote evoluciona siglo a siglo, hasta llegar al loco adorable dibujado por Gustave Doré. Son las imágenes más románticas, el referente del caballero idealista, frente a la austeridad de los ilustradores anteriores.
Calcografía (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Alcalá, 13. Madrid) profundiza en el proceso creativo de la imagen, mientras el Museo del Prado muestra además la evolución de la historia del libro, el arte y la cultura occidental y permite apreciar la enorme repercusión de las imágenes del Quijote.