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Lealtad, 1

El que se mueve no sale en la foto

La frase, por recurrente, resulta manida, incluso suena mal. Hay momentos en la Bolsa, como ahora, en que no caben mejores recursos ni florituras lingüísticas. La famosa mano que siempre detiene los índices cuando se asoman al precipicio no ha desaparecido y, una vez más, ha evitado lo peor. A medida que pasa el tiempo, es más, los gestores y operadores cualificados siguen los movimientos misteriosos y apoyan sus estrategias alcistas.

Hay lecciones que se aprenden muy fácil desde la niñez. Una, que enfrentarse con los poderosos no es conveniente, porque existen altas posibilidades de fracasar, de salir trasquilado. Por eso ¿para qué plantar cara a la Reserva Federal o a los bancos centrales cuando han decidido, como parece, que hay que seguir soplando para que la vela de la recuperación económica no se apague?

El mantenimiento de la tendencia alcista de la Bolsa, que se inició con la guerra de Irak, es clave en este sortilegio, aunque abunden las voces que denuncian la gran burbuja bursátil en Estados Unidos, principalmente en el tecnológico Nasdaq, que ha vuelto a poner los multiplicadores en la órbita de Marte.

Ante esta exposición, en apariencia fácil de adivinar, los gestores y directivos de la gran banca de inversión se dejan querer y nadie osa oponerse a las decisiones de los poderes públicos. Es aquí cuando se recuerda la frase de que el que se mueva no sale en la foto.

Cuentan los observadores que aún queda mucho tiempo para que comience el circo electoral estadounidense y que no hay encuestas de interés sobre la intención de voto. Lo mejor, dicen, es llevarse bien con el poder establecido y éste quiere apoyarse en la mejora económica, como siempre, para ganar votos o para no perderlos.

Es fácil colegir, en este esquema, que la Reserva Federal y los bancos centrales van a intentar evitar desastres económicos y financieros a corto plazo.

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