Los futuros, a la caza de brujas
La literatura bursátil abusa, con frecuencia, de palabros y tecnicismos que hacen más ininteligible lo que resulta, en esencia, difícil de entender. A veces recurre a lo mágico en un afán de esconder debilidades y asuntos que todo el mundo entendería si se emplearan otros términos.
La de hoy es una sesión que esconde la manipulación galopante en la cita literaria. Los anglosajones son muy dados a la parafernalia y a envolver los regalos, por nimios que sean, con mucho derroche de materiales. A la de hoy se la llama la jornada bruja, porque coincide con el vencimiento de futuros y opciones en Wall Street. Al periodo de vencimiento, en que unos tiran por allí y otros por allá, buscando siempre el mayor grado de manipulación de los cambios para satisfacer las posiciones de futuros tomadas con anterioridad, se lo denomina allí triple hora embrujada.
Como se ha dicho en otras tantas ocasiones, el periodo de vencimiento en el mercado española es el que va de las cuatro y cuarto de la tarde a las cinco menos cuarto. Antes vencen los futuros en Alemania y en el Stoxx.
En jornadas como la de hoy son frecuentes las distorsiones y exageraciones tanto en los volúmenes de negocio como en los precios de acciones emblemáticas. Hay, también, actuaciones precipitadas o intencionadas. Los mayores dislates en la Bolsa española han coincidido con días de vencimiento de futuros. El último fue el error en el acoplamiento de órdenes orquestadas entre dos firmas de Bolsa extranjeras. Hace unos años una de estas firmas tumbó el Ibex en el último minuto, también, con manipulación de precios.
Los futuros, en fin, quieren protegerse con términos que seduzcan y que estén en el filo de la irrealidad, como las brujas, aunque la situación, como se ha dicho, sea muy fácil de entender. Respecto a la caza de brujas, los bajistas deben cuidarse.