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Columna
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Retos, riesgos y oportunidades de la economía

Alejandro Inurrieta afirma que la economía española puede estar creciendo hoy a niveles cercanos a su potencial. Sin embargo, recuerda, persisten grandes problemas estructurales, como la notable infrautilización del factor trabajo

La economía española, según las últimas cifras y las expectativas para 2004, podría estar creciendo cerca del potencial, es decir, aquel nivel en el que todos los recursos disponibles están siendo utilizados. Este crecimiento, que se estima en el 2,5% en el caso español, va acompañado de una inflación cercana al 3% y una tasa de paro del 11%, lo que demuestra que este aparente equilibrio viene acompañado de una infrautilización del factor trabajo notable, con una tasa de actividad muy baja, reducidos crecimientos de productividad e inflación más alta que los países de nuestro entorno.

Respecto a la utilización del factor trabajo en España, también hay que tener en cuenta la elevada tasa de paro de larga duración y la exclusión de algunos colectivos. Aquí surge un debate interesante sobre la utilidad de fomentar un mecanismo de subvención al desempleo o uno de protección y fomento del empleo, reduciendo la excesiva rotación actual. Por último, el desequilibrio corriente persiste, lo que hace a la economía española ser excesivamente dependiente del exterior.

Sin embargo, las últimas cifras económicas plantean un panorama aparentemente muy solvente de la economía española. El consumo público, quizá acompañado por las campañas electorales; el consumo privado, por el avance del empleo y la renta disponible, y también por los bajos tipos de interés; y, finalmente, la inversión en equipo, configuran un cuadro macroeconómico envidiable para cualquier economía europea.

La pérdida de fondos europeos estructurales y de cohesión se notará en España con incrementos de los desequilibrios regionales

Es cierto que buena parte de este crecimiento proviene de la construcción, y también de las ayudas europeas, lo cual confiere al patrón de crecimiento un riesgo no desdeñable, muy centrado en el sector financiero, al depender en exceso del crédito hipotecario, y en el área de infraestructuras.

Como problemas de fondo, la pérdida de fondos estructurales y de cohesión detraerá aproximadamente un 1% del PIB, perjudicando la convergencia real desde 2006 con los países más avanzados de UE, y también se dejará notar en incrementos de los desequilibrios regionales al desaparecer buena parte de las ayudas a la mayoría de las regiones más desfavorecidas.

Al tiempo, la deslocalización industrial supondrá un trasvase de producción hacia los países que se incorporan a la UE, deshaciendo el camino inverso iniciado en 1986. Este proceso, que no es estrictamente español, explicaría parte de la mala coyuntura industrial en Alemania, sin que tenga solución alguna, dada la divergencia en costes.

Desde un punto de vista financiero, la relevancia del crédito hipotecario en los balances bancarios es también un riesgo a considerar que preocupa al Banco de España, que han instado a extremar la vigilancia en la concesión de créditos, así como a aumentar las dotaciones para insolvencias. Una buena señal es que la morosidad, indicador retrasado, se mantiene en niveles muy reducidos y crece a ritmos moderados, aunque la baja tasa responde a una expansión del crédito sin precedentes.

Sin embargo, el nivel actual de tipos de interés es muy perjudicial para la actividad bancaria, algo que se nota en aquellos países o economías donde la construcción residencial no presenta un dinamismo tan relevante, como Alemania o Francia, y donde la banca está atravesando algunas dificultades.

Si miramos las expectativas, la mayoría de indicadores muestran que en 2004 la economía podría repetir un crecimiento cercano al 2,3%-2,5%. Por el lado del consumo, la posibilidad de una nueva reforma fiscal, la posible rebaja de tipos de interés y los registros de confianza permiten prever un incremento del 2,8% en dicho ejercicio. La construcción, si utilizamos los precios, las viviendas iniciadas, y el consumo de cemento pueden estabilizar el crecimiento en el umbral del 4%. En la inversión, si nos atenemos a las encuestas, producción de bienes intermedios o importaciones de bienes de equipo explicarían la mejoría esperada.

Sólo un repentino, y no esperado, auge de los tipos de interés podría truncar estas expectativas, ya que la cuantía de la cuota hipotecaria es una variable clave para que el endeudamiento presente y futuro de las familias sea sostenible.

La aparente bonanza de las finanzas públicas, con un déficit esperado de las Administraciones públicas del 0,2% sobre el PIB, ha permitido reducir las emisiones de deuda pública para 2003, disminuyendo la ratio de deuda sobre PIB, debido al crecimiento del PIB nominal.

En resumen, aunque muchos de los grandes problemas estructurales de la economía persisten -dependencia excesiva del exterior, baja tasa de actividad, bajo crecimiento de productividad, déficit de infraestructuras y capital humano, y alta inflación-, estrictamente hablando, la coyuntura es favorable para 2003 y 2004.

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