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Columna
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El fracaso de la banca virtual

La banca virtual está empezando a retroceder ante la banca tradicional, certificando así el fracaso de un modelo de negocio que en su día se anunció como el mayor reto de la historia bancaria. Desde su lanzamiento en España, en febrero de 2000, los depósitos puntocom habían arañado mes tras mes cuota de mercado gracias a unas retribuciones sin competencia, pagadas a costa de unas cuentas de resultados siempre deficitarias. Era un modelo insostenible.

La banca por Internet es uno de los mejores ejemplos del fracaso de los negocios en la Red, con sus lápidas en el cementerio de las empresas o su anclaje a la economía real para poder sobrevivir. Y todo eso tras haber transitado también por una etapa inicial de expansión irracional, cuando el SCH compró la mayoría del capital del portal financiero americano Patagon por 538 millones de euros, para luego vender esos activos por poco más de 10 millones, o cuando CSFB valoraba el Uno-e, del BBVA, en 8.700 millones de euros, para luego quedarse en menos de 400.

A mediados del año 2001 empezó la criba en Europa, tras la desconexión de la Red del banco suizo Y-o-u. En la actualidad, en España ya no subsiste fiel a su modelo inicial ninguno de los proyectos que se lanzaron con costosas campañas publicitarias.

El que se anunció como el primer banco virtual español, ebankinter, oficializó hace año y medio su giro estratégico y abandonó la Red como canal dominante. Patagon absorbió las cuentas del banco telefónico Open Bank y trasvasó a su matriz la mitad de los costes. A Uno-e le pasaron el negocio de consumo de Finanzia, para ver si dejaba de perder dinero. El hispanoportugués Activo Bank se integró en la red del Sabadell... Y todos han abierto alguna oficina de ladrillo. Sin cambios radicales sólo resiste el bancopopular-e.com, pues ING Direct no es un banco por Internet, aunque se le incluya en sus estadísticas para maquillarlas.

La banca cien por cien Internet asumió una estrategia de costes de implantación muy superiores a los beneficios previsibles a corto plazo. Esta estrategia estaba destinada a multiplicar la cartera de clientes y reducir así a niveles mínimos el coste marginal de las transacciones realizadas en la Red. Pero los clientes le fallaron. En Europa sólo el 4% de los clientes de la banca dicen que Internet es su medio preferido para realizar operaciones bancarias.

La confianza en la Red se gana poco a poco, y a la hora de elegir entre un banco que sólo opera en Internet y otro tradicional se decantan por la segunda opción.

La banca online es todavía inmadura, e Internet se sigue usando más para hacer consultas que para realizar operaciones bancarias, pues cuando se trata de dinero la gente quiere ver ladrillos que guarden sus ahorros y personas con las que tratar.

Se ha demostrado que los diversos canales de distribución bancarios no se sustituyen de manera perfecta entre sí, ni mucho menos, y que el perfil de la banca virtual es el de un canal de distribución complementario y no exclusivo. Pero Internet no ha sido un fracaso.

Se ha abierto un nuevo canal de relación, cómodo para el cliente y atractivo financieramente para el banco. Aunque haya fracasado en el caso de los bancos puros de Internet, sí que será un canal de éxito para las entidades tradicionales que lo incorporen a un esquema multicanal.

Para las empresas es importante detectar los cambios que suceden en su mercado, pero también lo es acertar en el ritmo con que éstos se producirán. El modelo dominante hoy en la banca es el multicanal y en él Internet sobrevivirá como soporte financiero, pues no olvidemos que la mayoría de los productos bancarios son digitalizables y que antes de conocerse Internet los bancos ya movían el dinero a través de redes de ordenadores.

El fracaso es de quienes apostaron por un nuevo modelo exclusivamente online y pensaron que en muy poco tiempo el suyo sería el soporte financiero único.

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