ING Direct reivindica su modelo de gestión frente al recelo del sector
No existe mejor reconocimiento para una empresa que el que le otorgan sus clientes. Y en poco más de cuatro años el éxito de ING Direct en España ha sido rotundo: 710.000 ahorradores han depositado su confianza en el banco, lo que le ha convertido en el séptimo por pasivos de clientes y ha posibilitado su entrada en beneficios.
Pero el hecho de que ING Direct sea capaz de ganar dinero proporcionando un rendimiento de hasta 10 veces superior a la media del sector por una simple cuenta a la vista no le ha granjeado las simpatías de sus competidores. El enfant terrible del panorama bancario español acumula agravios, incluso después de que los beneficios hayan constatado la validez de su modelo. Al día siguiente de que ING Direct presentara ganancias por 7,4 millones de euros en España durante el primer semestre, un alto ejecutivo de un banco español insistía en que había gato encerrado.
César González-Bueno, director general de ING Direct en España, hace oídos sordos a las críticas y recalca que los resultados son la mejor garantía de la entidad. Sin embargo, no permite que se cuestione la honradez en la gestión. Así, explica que mientras un banco tradicional tiene un coste de gestión que supone el 2,8% de los depósitos captados, ING Direct dedica el 0,4%, o lo que es lo mismo, un gasto siete veces inferior. 'En la cuenta naranja pagamos ahora un 2,65%, si le restamos el 2,4% de diferencial a favor nuestro nos queda un 0,25%. Por lo tanto, ganamos lo mismo que el resto de la banca si ésta pagara un 0,25%. Nadie cuestionaría en qué invierte el dinero un banco que paga el 0,25% y sin embargo estaría haciendo lo mismo que nosotros', apunta.
'Jamás pondremos en riesgo los depósitos que los clientes nos confían'
Respecto a la gestión de los depósitos que capta, el director general de ING es contundente: 'Jamás vamos a respaldar con activos de riesgo los depósitos de los clientes. Operamos de forma conservadora y prudente. Lo complejo y diferencial en nuestro caso es la gestión interna y de costes'.
González-Bueno cuenta entonces que las inversiones llevadas a cabo por el banco le permiten, entre otros, limitar al máximo el gasto en back office (los cheques, formularios y otras tareas administrativas son procesados mediante una tecnología propia que hacen de ING Direct un banco sin papeles) y ser extremadamente eficientes en el trato con el cliente (sus 100 operadores atienden las llamadas en menos de 10 segundos).
La condición de forastero (opera como una sucursal del grupo holandés) también le ha valido reproches. No está obligado a publicar las cuentas en España.
Aunque González-Bueno no desmiente que la decisión de hacerlo ahora que obtiene beneficios esconde una táctica de marketing, explica que mientras el banco 'era embrionario no tenía sentido confundir a los clientes con cifras volátiles de un negocio que arranca'.
Sin la presión del principiante y el crédito que otorgan sus beneficios, ING Direct seguirá dando que hablar. 'Vamos a seguir retribuyendo el ahorro muy por encima de los estándares habituales. Siempre. Sea cual sea el escenario de tipos de interés', subraya el director general, César González-Bueno.
Perfil: Un ex McKinsey al frente
'Detrás de una empresa importante suele haber siempre un McKinsey'. La sentencia es de un empleado de la elitista consultora estadounidense que se jacta de tener entre sus clientes a 147 de las 200 mayores compañías del mundo. Y César González-Bueno es un ex McKinsey. Aunque su experiencia va más allá de la consultoría -ha trabajado para Citigroup y Argentaria-, el director general de ING Direct en España tiene modales de consultor, sin la pompa que a veces caracteriza a los ejecutivos de alto rango.'¿Ves toda esta planta?', señala, dirigiéndose a un espacio que ocupa una cuarentena de empleados y donde él también tiene su puesto, 'pues la controlan sólo dos secretarias'. Reclutado por ING en 1998 a través de un cazatalentos y procedente de Argentaria, donde era director de canales alternativos, su currículum esconde un MBA por la universidad estadounidense de Yale y una experiencia como profesor asistente de finanzas del mismo centro.