El euro no espera a Suecia
La divisa europea se mantiene sólida en los mercados pese al temor a un triunfo del 'no' en el referéndum de mañana en Suecia. Ese resultado haría inviable una consulta en el Reino Unido antes de 2007. Los expertos prevén una revalorización sobre el dólar
Cuando los daneses dijeron no al Tratado de Maastricht en junio de 1992, se desató una tormenta en los mercados de tal calibre que peligró el embrión del euro, el sistema monetario europeo. Aquel verano se salieron de las bandas de fluctuación la lira italiana y la libra esterlina, mientras la peseta fue devaluada. Mañana domingo los suecos deben tomar una decisión sobre la adopción del euro y los mercados permanecen tranquilos en espera de que se confirme el triunfo del no. La resignación no oculta cierta preocupación. El no sueco confirmaría que no es realista hacer una consulta a los británicos antes de 2007. Y el ejemplo de rebeldía ciudadana en Suecia, donde casi toda la clase política y empresarial pide el voto favorable, influiría en otros países ante las futuras consultas sobre la Constitución Europea.
A diferencia de 1992, cuando no era más que un proyecto rodeado de dudas, el euro llega en buena salud al nuevo examen escandinavo. En 2003, su quinto año en el mercado y segundo en circulación, la divisa ha registrado su mayor alza respecto al dólar -entre enero y mayo ganó un 15%-, que se corrigió entre julio y agosto. El cambio actual, 1,12 dólares por euro, se cree más cómodo por los países exportadores, pero los expertos ven venir otra fase alcista de la moneda única.
'Que Suecia diga no al euro no tiene que afectar demasiado al propio euro. Afectará, sobre todo, a la corona y a la economía sueca, porque puede haber deslocalización de empresas', opina David Cano, socio de Analistas Financieros Internacionales. 'Muy distinta sería una decisión del Reino Unido, que sí significaría un espaldarazo para el euro y tendría repercusiones en el tipo de cambio y en su credibilidad'.
Pero tanto los suecos como los británicos son tozudos en su rechazo a la moneda única. Los últimos datos recesivos en la zona euro y el descrédito del Pacto de Estabilidad no ayudan a la causa de la unión monetaria. En Suecia las encuestas daban esta semana hasta 11 puntos de diferencia a favor del no, aunque las más recientes dejaban margen para la sorpresa e incluso una sugería empate técnico. En el último momento puede influir la conmoción popular por el asesinato, el pasado miércoles, de la ministra de Exteriores, Anna Lindh. En el Reino Unido, el Gobierno de Tony Blair se ha debilitado por la polémica sobre la guerra en Irak, lo que no invita a echar el resto en un arriesgado referéndum sobre el euro en esta legislatura. Si queda para el siguiente mandato, que empieza en 2005, la consulta no sería probable antes de 2007. 'La clave estará en cómo vean los británicos la situación en el continente. Hace falta que mejore mucho la economía de la zona euro para que cambie la percepción popular del euro', explica Edward Teather, experto en divisas de UBS en Londres. Dinamarca, el tercer país autoexcluido de la unión monetaria, no tiene prevista ninguna decisión, aunque de hecho ha amarrado su moneda y sus tipos al euro.
Rebote efímero del dólar
El euro sigue sólido a pesar de una grave división política sobre el rumbo de las políticas económicas. La recuperación del dólar en las últimas semanas se cree efímera, dados los desequilibrios estadounidenses. 'El déficit exterior es demasiado grande para ser sostenido indefinidamente', opina Robert Aliber, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago. Además, explica, se está produciendo un cambio estructural en la composición de las reservas de los bancos centrales que seguirá impulsando el euro al alza.
'EE UU es cada vez más dependiente del capital exterior y lo atrae con una moneda débil. El dólar debería irse a 1,18 o 1,20', pronostica David Cano. UBS prevé un considerable y continuo declive del dólar hasta los 1,13 dentro de tres meses y 1,25 a un año vista. Teather opina que el cambio euro-dólar 'es cosa de EE UU' y depende poco de lo que haga la UE. Washington también intenta depreciar su moneda respecto a las asiáticas, pero ni China ni Japón responden a su petición.
El euro puede seguir su camino sin Suecia si no hay sorpresas. '¿De verdad importa lo que voten los suecos el domingo?', se preguntaba en tono escéptico el Financial Times. Puede llegar antes la ampliación de la moneda que llaman única hacia los nuevos países miembros del Este que hacia los viejos -y desconfiados- socios del norte.
El mercado sólo da al 'sí' un 13% de posibilidades
'El 'no' al euro está en el precio de las acciones', escribe Morgan Stanley en un análisis sobre el mercado sueco. El banco de inversión ha calculado que, según los diferenciales de tipos de interés, el mercado sólo asigna un 13% de posibilidades al triunfo del 'sí'. Mucho menos que las encuestas.Un argumento utilizado contra el euro es la divergencia económica. La economía sueca crece un 1,8% este año, en contraste con el estancamiento o recesión en la zona euro. La expansión se ha apoyado en el recorte de los tipos de interés del 3,8% al 2,8% en el último año. Pero sólo si Suecia se incorpora al euro recibirá más oxígeno por esa vía. 'Un resultado negativo significaría el final del periodo de relajación de los tipos en Suecia', afirma Elga Bartsch, economista de Morgan Stanley.Está en juego uno de los mercados financieros más desarrollados de Europa. Los fondos bajo gestión institucional suman 318.000 millones de euros, de los que 140.000 millones están en acciones. Sólo Reino Unido y Holanda tienen una cultura inversora semejante.Un 60% de los fondos de pensiones suecos están invertidos en acciones de ese país. Morgan Stanley cree que la integración en el euro llevaría a una mayor diversificación, lo que en un primer momento supondría flujos inversores hacia el exterior.La industria exportadora presiona fuerte en favor del euro. Ericsson -la más grande empresa del país, con 23.500 millones de euros de capitalización- ha amenazado con trasladar su producción.