Continuidad del BCE

El próximo presidente del BCE superó ayer el examen (simbólico) del Parlamento Europeo. Jean-Claude Trichet presentó un mensaje de continuidad de la gestión de Wim Duisenberg, cuya labor merece, a juicio del sucesor, un importante reconocimiento. El hombre destinado a dirigir la política monetaria de la zona euro hasta 2011 defendió con tono académico el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, un terreno en el que no ve dicotomías, sino una relación causa-efecto: 'La estabilidad genera crecimiento' fue su nítido aviso al grupo de críticos que encabezan Francia y Alemania. El aserto, viniendo del gobernador del Banco de Francia, no sólo ayuda a anclar el pacto, sino que choca con un París que hoy desafía la disciplina fiscal en que se basa la unión monetaria. Una señal saludable, si se confirma, de que Trichet no será rehén de su nacionalidad. El veterano economista recogerá el 1 de noviembre el testigo del BCE con la zona euro al borde de la recesión. Su receta para tales males es la confianza y ya ha advertido a los Gobiernos que son ellos los que la han de transmitir a ciudadanos e inversores. Trichet debe saber que el BCE también tiene que arrimar el hombro.