Al final se abrió la puerta del Fondo en Argentina
Néstor Kirchner no se mostró exultante, ni mucho menos. Pero el Gobierno cerró, finalmente (...), un acuerdo con el FMI que contempla casi todos los cambios que el presidente planteó en la mesa de negociación: superávit fiscal máximo de 3% del PBI; no hay ninguna condición en materia de ajuste tarifario; ni compromiso alguno de compensar a los bancos por los amparos.
Pero, sobre todo, el Gobierno logró imponerse en un punto en el que a último momento Roberto Lavagna ministro de Economía parecía dispuesto a ceder: no se echará mano a las reservas para efectuar pagos netos de deuda al FMI. Sin embargo, no todo es color de rosa. Aunque para los acreedores luzca exiguo, nunca en la última década Argentina consiguió un superávit fiscal -destinado íntegramente al pago de la deuda- como el comprometido para el año próximo.
No fue una casualidad que (...) el presidente, personalmente, se encargara de explicar, en conferencia de prensa, los alcances de la nueva carta de intención, mientras Lavagna ocupaba junto al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, un discreto segundo plano. Kirchner ganó protagonismo inédito en los últimos días de la negociación y no quiso dejar pasar la oportunidad de presentarse como el artífice del acuerdo. Tanto es así que se mostró preciso e informado sobre cada una de las aristas del documento (...).
No hay ningún cronograma de aumento de tarifas, ni se menciona la cuestión. Sí se habla de 'garantizar la viabilidad de los servicios públicos'. Además, se hace referencia al proyecto de ley, con media sanción del Congreso, que otorga al poder ejecutivo la facultad de renegociar todos los contratos de servicios públicos.