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Piratería

Las discográficas demandan a cientos de internautas por intercambiar música

Usted puede conseguir el último disco de Manu Tenorio en unos grandes almacenes. Eso es legal, y para gustos hay colores. Si quiere ahorrar unos euritos, igual se le ocurre comprárselo a un vendedor callejero, pero ha de saber que, aunque no termine con sus huesos en la cárcel, es ilegal. Hay quien prefiere sin embargo conectarse a Internet y ofrecer y conseguir las canciones que más le gustan usando un programa de intercambio de archivos musicales entre usuarios. Pero eso también es ilegal, y además, puede llevarle a la cárcel, en concreto a una cárcel estadounidense, o por lo menos costarle un ojo de la cara.

Es en ese país dónde la industria discográfica acaba de presentarse ante un juez para poner una demanda civil, bueno, en realidad 261 demandas contra otras tantas personas como usted y como yo pero aficionados a conseguir y ofrecer sus canciones favoritas de forma ilegal en Internet, según fuentes citadas por el diario The New York Times. Eso sí, los que confiesen y borren las canciones, se librarán de pasar por el banquillo.

Un 30% menos de ventas

Decir industria discográfica en Estados Unidos es decir Recording Industry Association of America (RIAA), que así se llama la asociación que acoge y defiende los intereses de las principales compañías del sector (Universal Music Group, BMG, EMI, Sony Music y Warner Music).

La RIAA ha puesto esas demandas en varios juzgados federales de todo el país, en lo que es la iniciativa más agresiva contra la piratería musical en Internet. Según las discográficas, esta práctica es la culpable del descenso continuado en las ventas de CDs de los últimos tres años (un 30% desde mediados del 2000).

Las discográficas ya avisaron el pasado mes de junio de que llevarían ante la justicia a cientos de personas a las que acusaban de compartir archivos musicales en Internet sin pagar los derechos de propiedad intelectual correspondientes. Este aviso se produjo semanas después de que un tribunal de apelaciones estadounidense obligara a los proveedores de acceso a Internet (las empresas a las que usted paga por su conexión, vamos) a identificar a aquellas personas que usaran la Red para intercambiar música de forma ilegal.

1.600 sospechosos

Las 261 demandas son en realidad sólo la punta del iceberg. En junio, la RIAA amenazó con demandar a miles de personas, en concreto a todo aquel que pillasen con las manos en la masa. Ante lo desproporcionado de semejante persecución (y los costes y problemas judiciales que supondría), que podrían sentar en el banquillos a millones de personas de todo el mundo, al final las discográficas optaron por ir contra los usuarios más activos, es decir, aquellos que más canciones intercambian por Internet. El presidente de la RIAA, Cary Sherman, ha puntualizado que los acusados son ¢criminales a gran escala¢, que han colgado de la Red más de 1.000 canciones. Entonces mandaron una orden judicial a los proveedores de acceso para que identificaran a 1.600 personas a las que acusa de este delito; los 261 demandados forman parte de este grupo.

Sin embargo, al tiempo que ha hecho público esta persecución judicial, la RIAA se ha encargado de asegurar que perdonará a los internautas (excepto a esos 1.600) que hayan conseguido canciones de la Red de forma ilegal si optan por borrar los archivos y no volver a hacerlo. Las leyes estadounidenses de propiedad intelectual permiten a las compañías damnificadas solicitar una indemnización de entre 750 y 150.000 dólares por cada canción que se haya obtenido ilegalmente.

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