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Miradas Digitales
Tribuna
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Tocino y velocidad

H ay que tener la banda muy ancha para tragar con ciertas descargas tan inopinadas como abruptas. Y hay que tener muy mala conciencia para intentar que comulguemos con ruedas de molino cuando jamás hemos pisado un altar, por mucho que la eu(ro)caristía nos llame la atención. Y en estas andamos en este arranque de curso académico nada regular. Por un lado, el ministro saliente de Ciencia y Tecnología anuncia la liberalización de los precios del ADSL en año preelectoral y, por otro, los poderes fáctico-culturales confunden la economía con la sana honestidad.

Al otro lado del Atlántico todo se resuelve en los juzgados, gracias a un sistema judicial que permite varapalos de impresión para los grandes por más que los pequeños nunca vean resarcidas sus inquietudes. Así que nadie se extraña de que diversas emisoras online se agrupen bajo el paraguas de Webcaster Alliance para denunciar a la casi todopoderosa RIAA por pretender acabar con los medios independientes mediante el cobro de tasas desmedidas en concepto de derechos de autor.

Estos días ha sido noticia también el efecto de las protestas contra las patentes de software en Europa que han conseguido retrasar la decisión hasta octubre. Por si algún lector no lo sabe, una patente es un registro de un producto que permite a su propietario evitar que otras personas lo fabriquen, copien o vendan. El problema radica en que en EE UU se decidió que el software podía ser patentado, con lo que si una gran compañía utiliza su dinero para patentar un algoritmo determinado, nadie puede usarlo sin el pago de una cantidad. IBM, por ejemplo, posee la patente 4,965,765 que impide utilizar diferentes colores para distinguir niveles de profundidad en expresiones, lo que podría obligar a que nuestros escolares pagaran por pintar en sus cuadernos cualquier accidente geográfico. Evidentemente, IBM no utiliza su prerrogativa... Pero podría hacerlo cualquier día.

La cosa es aún más laceriosa en el caso de que programemos una hoja de cálculo, porque debemos tener en cuenta la patente 5,121,499, que especifica que debemos pagar a IBM si cada celdilla tiene un campo 'Siguiente' que indique hacia donde debe avanzar el cursor. O incluso la capacidad de marcar texto con el ratón o teclado en un procesador de textos, cosa que también está patentada. Sorprendente.

¿Qué diríamos si alguien hubiera patentado la rueda y obligara a pagar por ello a los fabricantes de vehículos? Evidentemente, nadie en el sector de automoción tiene la banda tan ancha como las ruedas que según Ferrari permiten a los pilotos de Renault o Williams vencer a los suyos en justa lid. Santiago Romero lo explica concienzudamente en un magnífico artículo (pinsa.escomposlinux.org/sromero/articulos/articulos.html) que no es sino un compendio de razones para oponerse como han hecho muchos (proinnova.hispalinux.es/actualidad.html) a tamaña barbaridad legislativa.

Entre tantas barbaridades como nos atenazan, el acuerdo Asimelec-SGAE penalizando soportes grabables en CD o DVD es el ejemplo más notable. Desde luego que podemos defendernos como propone la Asociación de Internautas, pero uno se cansa de tener que reclamar insistentemente los más elementales derechos como el de copia privada o uso de soportes habituales de grabación para guardar sus datos, artículos o creaciones, sin presuponer que siempre son los de otros los copiados. Piensa el ladrón que todos son de su condición. ¿O no?

www.prosperomoran.com

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