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Ibex 35

Ceremonia de la confusión en unos mercados que se resisten a ceder terreno

Inversores y analistas asisten atónitos desde hace tres semanas a una ceremonia especial de la confusión en la que el protagonista de la obra se niega a terminar la representación. Nadie quiere dar carpetazo al asunto. Todo el mundo quiere recuperar el terreno perdido. Unos, porque aún mantienen posiciones históricas, coincidentes con los máximos de 2000, con lo que la ganancia destacada que acumula la Bolsa en lo que va de año les parece escasa. Otros, porque entre dudas y recelos, miedos e incertidumbres, no han ganado ni un euro desde enero y quieren ahora resarcirse en lo que resta de año.

Este desasosiego interesante, y con frecuencia frenético, invade la actividad de todos los mercados organizados, de tal modo que las resistencias a ceder posiciones se generalizan y multiplican con el paso de los días. Se explica, así, algo de interpretación imposible en coyunturas anteriores. El oro alcanza niveles cercanos al paroxismo, acariciando la cota de los 400 dólares la onza. El precio del barril del petróleo se ha instalado, con una comodidad que inquieta, en los 30 dólares. La rentabilidad de los bonos, que es la inversa de los precios, vuelve a zona de máximos del año. Lo mismo que los principales índices de acciones del mundo.

Alguien se equivoca, pero nadie los reconoce. Los libros de Bolsa, aquellos viejos manuales, que a este ritmo pronto servirán para decorar estantes enmohecidos, pero no para consultar, siempre hablan del trasvase de fondos de unos mercados a otros y de los diferentes procesos armónicos en los mercados organizados. Si suben los tipos de interés, bajan los precios de las acciones, porque la gente busca refugio en la renta fija. Si el oro repunta, las monedas y las Bolsas caen, porque el metal amarillo brilla más con la incertidumbre y las tensiones geopolíticas que con el buen desarrollo de las economías. El petróleo por las nubes dificulta el crecimiento. Los altos tipos de interés atosigan ahora más que nunca a millones de ciudadanos en el mundo que han hipotecado viviendas y otros bienes. Para el mercado nacional, además, está la rémora de Brasil, que ha entrado en fase de debilidad económica. Las Bolsas, otrora muy sensibles a tanto embrollo, entierran la cabeza debajo de la arena. El recurso manejado por los expertos es que han bajado tanto desde 2000 que no tienen más margen de caída. La explicación es de parvulario.

A la espera de los resultados empresariales que vienen, las Bolsas siguen tuteladas por los especialistas en arbitraje y en derivados. Se explica así que todos los índices se muevan al mismo ritmo y al mismo tiempo.

La noria de los tipos de interés

'La Fed adoptó políticas para frenar el riesgo de deflación, aunque no lo preveía'. Los expertos dicen que en esta frase de Greenspan se resume la política desarrollada durante el último año. Una política de tipo preventivo, facilitada por el escaso coste de bajar los tipos en términos de credibilidad. Pero también supone un riesgo, en especial para los mercados de deuda. Si el riesgo de deflación desaparece, los tipos deberían normalizarse.'¿Ha desaparecido el riesgo de deflación? Lo que nos dicen las expectativas de los empresarios y consumidores es que los precios repuntarán en los próximos meses. Pero ya hemos comprobado en el pasado lo frágiles que pueden ser estas expectativas en un contexto de aún incertidumbre. De hecho, todo apunta a que la inflación podría bajar más en los próximos meses, hasta sus nuevos mínimos durante la primera mitad del próximo ejercicio. De esta forma evitaría la necesidad de que la Fed (también otros bancos centrales) tengan que subir los tipos de interés antes de tiempo', dice José Luis Martínez, economista jefe de Citigroup.

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